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Lo que muchos venezolanos en Venezuela y en el exterior han podido expresar de la tierra a la que aman y quieren consigo es extraordinario y digno de sensibilizar a los que colocan sus ojos en nuestra tierra, en nuestra historia y en nuestro presente. Sin embargo, hoy puedo solo agradecer además de una experiencia muy particular y seguramente repetida en otras personas, agradezco y admiro a todos quienes han dedicado su tiempo para girar su mirada y seguramente protestar en sus adentros o exteriores lo que actualmente acaece en nuestro País.
¿Que nos hace comunes y similares?, nacionalidad, color, la consecución de algo, gustos, virtudes, ámbitos, sueños, ¿es eso?, ¿cuál realmente lo es?, lo dejo su internalización. Sin embargo, el venezolano de hoy ha hecho similar su sueño y anhelo, ha incluso sembrado el amor por Venezuela en unos cuantos corazones, he sido testigo como muchos de ustedes de la bondad y generosidad de tantos corazones (no nacionalidades ni territorios) solo corazones.
Hay una frase que ha marcado profundamente mi vida, y seguramente quedará para la consideración en las suyas, fue de un inmigrante que la escuche (No uno venezolano), en esa ocasión antes de cantar expreso: “voy a cantar una canción de mi tierra, bueno, cuando digo mi tierra es un modo de expresar el amor que tengo por ella, en realidad es de todos, porque mi tierra no me pertenece, soy yo el que le pertenezco a ella”. Que irónico, solo quisiera que piensen en la profundidad de un mundo que considere esa frase lo honesta y real que ese chico me hizo percibir, que el poder de nuestra humanidad este por sobre nuestro egoísmo y sentimiento de pertenencia sobre un todo, todo lo que no es nuestro.
De ese pensar están hechas las almas y corazones que colocan su preocupación sobre esa nuestra tierra (nuestra por amor a ella), en una ocasión conocí a un chico Alemán que vivía en Venezuela, no podía entender y menos aceptar la dificultad que ya se vivía, los problemas y carencias, el consideraba que siendo un País de tanta belleza y de buenas personas la solución no era abandonarnos, darnos por vencidos y destruidos, y en eso ha tenido toda la razón, él vive en nuestra “Gran Sabana” y ha hecho de nuestro paraíso el suyo propio, eso ha mi corazón no le puede llenar de más orgullo y alegría, Venezuela ha sido su refugio como lo podrá ser siempre el nuestro. Él en está inmensidad de mundo, de tierras cálidas, refrescantes y maravillosas, consiguió en la inmensidad de nuestra dulce sabana venezolana su pedacito de tierra.
Lo saco colación en virtud de que Venezuela se encuentra es un estado de transformación, de esperanza y sueño, uno de reivindicación, protección, educación y de darle la justa importancia a lo único que realmente lo tiene el presente, la unión y trabajo por el futuro de los hoy tan inocentes y merecedores de esa nuestra Venezuela que enamoró a ese joven alemán, pues no imaginamos lo que sembrar separación o distinción de nuevo en sus corazones podrían ocasionar, creamos constantemente errores en nuestras vidas, no hay razón para hacerlas repetir en las vidas que hoy podemos y tenemos la responsabilidad de formar.
Hay un mestizaje de razas maravilloso e impresionante en Venezuela, no imaginan lo que sería cuando eso también lo sea en nuestros pensamientos, cuando debatir no signifique lastimar o tener la absoluta verdad por sobre los demás, incluso cuando son ellos quienes más creen tenerla, saben a lo que me refiero, y solo es algo de practicar y de tener la decidida constancia, paciencia y prudencia para lograr presenciar el resultado en nuestros actos y en el de los demás, yo prometo ser más humilde y justa con mi verdad, y estaré atenta a la de ustedes, en quienes hoy me leen solo quisiera expresarles que la inmensidad de País que queremos y construimos sale de honestidad de nuestros corazones y acciones, de la lucha por ser y hacernos mejores para los demás.
Le dejaré una intensa frase de un célebre, digno y auténtico hombre del que ya hablaremos… “Un hombre auténtico tiene como ideal moral hacer bien en el hombre” José Gregorio Hernández.
Fuente Revista Venezolana
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