Una venezolana se disputa el título de la mejor Chef Pastelera del mundo

Notes

Andrea Dopico Cafarelli es una caraqueña, radicada en Barcelona, y representa a España en la competencia mundial de pastelería C3 Valhrona. Ella cuenta  cómo llega a la cocina en primera persona. El miércoles viaja a París para la semifinal. Su postre se llama raíces y está inspirado en la selva amazónica.

“Mi papá fue gerente de una de las mejores pastelerías en Caracas, y aunque hice la conexión bastante tarde, creo que haber crecido comiendo florentinas y palmeritas hizo que inconscientemente me enamorara de la pastelería. A mí siempre me gustó , pero nunca lo vi como una salida profesional. Vengo de un colegio alemán y, digamos, en Venezuela aún hay cierto prejuicio por las carreras menos tradicionales.

Pasé 10 años de mi vida practicando nado sincronizado, participé en un mundial junior en Rusia y subí varias veces al podium de los centroamericano y suramericanos, por lo tanto convertirme en chef pastelera profesionalmente generó ciertas dudas en mi familia —más aún cuando tengo un titulo como publicista—, pero al ver mi nivel de dedicación y pasión por lo que hago les queda claro que nací para esto.

Tengo la suerte de venir de una familia que me inculcó la importancia de comer juntos, y generalmente era en casa. Mi madre y  mis tías son increíbles cocineras, y muchos de mis mejores recuerdos han sido al rededor de una mesa. Mi tarea siempre fue hacer el postre. Me imagino que las primeras veces habrá sido un desastre, pero poco a poco fui asociando el cocinar con consentir a mi familia, y hay pocas cosas que traigan tanta alegría como eso.

Así que un día me fui a Vancouver a perseguir un sueño en Pica (Pacific Institute of Culinary Arts), allí  recibí todo el apoyo del equipo docente para alimentar esas ganas que tenía de comerme el mundo. Me gradué con honores y fui la número uno en mi promoción. Recién graduada tuve la oportunidad de hacer una corta pasantía en Alto, donde me enamore del producto venezolano y el enfoque de alta cocina. Carlos García y su increíble equipo de cocina se convirtieron en  un punto de inflexión en mi camino.

El mundo de la cocina no es nada fácil, y sin embargo no lo cambiaría por nada. Cada día supone un nuevo reto y eso me mantiene emocionada profesionalmente.

Cuando la representante de Valrhona en España me comentó sobre la competencia decidí preparar mi propuesta con todo el cariño del mundo. Es uno de los más importantes.

Desde 2008, Valrhona organiza el concurso “Chocolate Chef Competition”, alias C3, con la intención de destacar a los pasteleros profesionales de restaurantes.   De esta manera todos tenemos la oportunidad de mostrar su creatividad y la calidad de su trabajo. 

Valrhona rinde un homenaje a esta profesión y da a los participantes la ocasión de conversar acerca de las tendencias, técnicas e importantes acontecimientos.

Este año la competición final se realizará  en octubre en Nueva York, en el marco del Congreso Internacional StarChefs. La prueba es  crear  un postre emplatado y un bombón de  chocolate con el tema Illanka 63% Perú. Las obras y las recetas de los candidatos serán evaluadas y degustadas por un jurado de profesionales siguiendo varios criterios: originalidad, sabor, combinación de sabores, texturas y respeto al tema.

Así que recordar el email con la noticia de haber sido seleccionada me sigue sacando una sonrisa!
Mi postre  se llama ‘Raíces’ y está inspirado en la selva amazónica.

Crecí visitando con frecuencia la selva lluviosa tropical, donde la naturaleza florece bajo una bóveda de vegetación exuberante, y se cosecha el mejor cacao del mundo. El sol se filtra por las altas copas de los árboles, envolviéndote en una luz tenue, y al pisar la tierra desgranada y húmeda, sucede una conexión inexplicable al origen, tus raíces.

El sabor de este chocolate, cálido e impactante, ha sido perfecto para evocar en mi plato estas emociones. Quise centrarme en la cremosidad del chocolate, mostrando dos matices de un mismo perfil: a través un cremeux clásico, denso como la arboleda, y un cremeux a base de agua, ligero como el aroma del mar. Sus refrescantes aires cítricos, son los que inspiran la creación  del mousse de yuzu-lima, así como del helado de crème-fraiche; pero es la terrosidad del crumble de cacao, y el recio carácter de las especias en el bizcocho de chirivía, las que atan estas sensaciones, transportándote a ese mágico lugar.

Cada día me esfuerzo por ser mejor que el anterior, y no me cabe duda de que ser maestra pastelera lo conseguiré algún día. Algo que nos caracteriza en este mundo es la búsqueda constante de la perfección. Nunca la alcanzaremos pero la belleza está en superarnos a nosotros mismos, aún más allá de lo que creíamos posible.

“¿Lo más difícil de mi profesión? Quizás más adelante te diría que sacrificar tiempo con la familia y amigos por trabajar, pero ahora mismo como estoy 100% enfocada en mi carrera, creo que la mayor dificultad es física. Son muchas horas de esfuerzo físico y mental, siempre hay que estar ‘on’. Pero yo siempre he creído en el balance, de nuevo una lección de familia.

Desde que vivo en el extranjero  he aprendido a valorar la calidad de las frutas que hay en Venezuela. Basta salir del país y probar un mango, un plátano y una piña, para darse cuenta que tenemos un producto natural exquisito.

Yo soy muy dulcera, pero no como cualquier cosa por comerla. Aunuqe hay muchos estudios que hablan sobre lo negativo del azúcar, lo más importante es que  tengamos una alimentación balanceada para así poder  darnos gustos dulces. Mi postre favorito venezolano es el quesillo. El ligero amargor del caramelo quemado combinado con la dulzura, y textura sedosa del flan, para mí es imbatible. No soy de maridar vinos con un postre,  es muy difícil, y aunque he probado algunos que resaltan las características del plato, en muchos casos hubiera preferido tomarlo solo. Hace poco hice una cata de maridajes con café y me sorprendió el valor que agregaban a nuestros postres. En este campo no soy experta, así que te diría que todo es al gusto del consumidor.

Uno de los momentos más especiales de mi carrera ha sido tenerlos a toda mi familia en el restaurante donde trabajo (Mandarin Oriental en Barcelona ) y poder disfrutar con ellos los frutos de mi esfuerzo.

Aún me falta mucho por aprender. Ahora mismo no manejo nada de azúcar soplado y es algo que me apasiona. Lo que no me gusta mucho es limpiar, pero es un mal necesario. Le terminas agarrando cariño a ver tu cocina impecable”.

Fuente Luis Aguirre / Panorama

Originally posted 2016-04-13 03:26:02.