Santiago, el venezolano que ha conquistado parte de Letonia

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Después de culminar el bachillerato en Venezuela, fue a estudiar ingeniería. … Nos encanta que Santiago tenga mucho éxito en Riga, Letonia.

Para el rigués promedio, las condiciones climáticas de Letonia son celestiales: nieve en mayo, granizo en junio. Y para Santiago, el nuevo rigués, originario de la ardiente Venezuela, el cambio climático es una razón más para enamorarse de Riga, «… en Venezuela te mueres de calor y en Nueva York hay mucha neblina«.

Santiago llegó por primera vez a Riga cuando tenía 19 años, y lo primero que llamó su atención fueron las mujeres.

Santiago las describe de la siguiente manera: “¡Son increíbles!  Unos monumentos de mujeres que me obligaron a enamorarme de esta ciudad, y cuando comencé a vivir aquí, descubrí muchas otras oportunidades, cualidades positivas y ventajas de la capital de Letonia«.

Su padrastro es letón. Él y su madre se conocieron en Venezuela, pero desde hace 13 años viven en Riga con sus hermanos menores.

Inmediatamente no tuvo la oportunidad de mudarme con ellos. Antes de ir a Riga, terminó el bachillerato en Caracas, luego fue a estudiar en Estados Unidos y, posteriormente, a trabajar en Sudáfrica.

Después de culminar el bachillerato en Venezuela, fue a estudiar ingeniería. Sin embargo,  después de un tiempo se dio cuenta que no era lo que quería hacer toda su vida, así que se retiró.

Santiago se inscribió en la Academia de Cine de Nueva York. Mientras era estudiante, le ofrecieron trabajo en Sudáfrica.

Santiago trabajó en el Departamento de Salud y Protección Social, en el cual llevó a cabo campañas publicitarias de concientización sobre los problemas de las regiones pobres de África.

En África, Santiago trabajó durante seis meses, y luego regresó a Venezuela, su tierra natal, en la cual pudo encontrar trabajo en su especialidad, pero después de un tiempo se cansó de la cultura local venezolana.

En la calle todo el mundo se esforzaba por conocer a Santiago y llamar su atención. La corrupción y la delincuencia son dos grandes problemas de Venezuela.

Al principio Santiago quería hacer una sociedad mejor con el cine, para guiar a las personas hacia el camino correcto, pero después de varios intentos, se dio cuenta de que nadie lo necesita.

El gobierno vive según sus propias reglas y todos se adaptan. Santiago decidió tener una vida tranquila y se fue con su familia a Riga.

Santiago da su opinión sobre Riga: “¡Sin exagerar, Riga es la mejor ciudad de la tierra! Es una ciudad limpia, hermosa, segura, encantadora… Desde el punto «A» al punto «B» uno puede moverse a pie, lo cual es bueno no sólo para el cuerpo, sino para la mente. En Riga uno tiene tiempo para pensar y analizar. No es una ciudad ruidosa como Nueva York.”

En Riga, durante un set de grabación, conoció a una chica letona y me dio cuenta de que se había enamorado de ella a simple vista.

Llamó a sus amigos venezolanos y se rieron a carcajadas. sus amigos lo aconsejaron comenzar a pensar en la pensión; tomarse las cosas con calma.

Cuando cumples 40 años, los sentimientos se vuelven más serios y no eres el mismo veinteañero que se enamoraba diez veces al día.

Simplemente sientes que no puedes sin esta persona, la necesitas todos los días y te enamoras de ella todos los días. Como el café desde la mañana, como las papas magras en la pobre África…

Durante todo el tiempo que lleva viviendo en Riga, Santiago nunca ha tenido problemas de adaptación sociocultural. Aunque todavía no habla el letón, eso no es un obstáculo para él.

En Riga uno se puede manejar si domina el inglés. Santiago comenta: “Por supuesto, me gustaría adquirir conocimientos básicos del idioma, (…) Al principio ni siquiera podía distinguirla al letón del ruso. Todavía no entiendo nada; ni en letón ni en ruso.”

Sobre la comida, Santiago nos cuenta: “¡La comida en Riga merece ser admirada! ¡Soy fanático de la confitería local y del chocolate negro de Letonia! Un día fui a un café y tomé un pedazo de torta para tomar té. ¡Dios mío! Fue tan delicioso que le pedí a la vendedora que me vendiera un pastel entero. A lo que ella respondió que no venden pasteles enteros, solo piezas. Luego compré las siete piezas restantes de este pastel y me las comí en el acto. ¡Fue muy sabroso!”

Nos encanta que Santiago tenga mucho éxito en Riga, Letonia.

 

El Nacional