jueves, diciembre 12, 2024

Patricio Uracoa, el exitóso económista venezolano que decide regresar al país

Notes

“No quiero pasar el resto de mi vida como un funcionario internacional expatriado y mirar hacia atrás y decir que no tuve los cojones. Estoy aún en ese punto en el que puedo decir -si sale mal- que al menos lo intenté”, expresa con voz sosegada, Patricio Uracoa. Este seudónimo, que usa en redes sociales como homenaje homónimo a su abuelo y a su madre, esconde a un venezolano Economista Senior del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), designado como Principal de la delegación del banco en República Dominicana.

¿La decisión de Uracoa? Regresarse a Venezuela. Valentina Lares recientemente escribió un artículo -viralizado por Efecto Cocuyo– en el que describe “El síndrome del pendejo”. Un supuesto padecimiento de profesionales jóvenes que son calificados de “pendejos” por sus coterráneos en los casos en que, teniendo la oportunidad, no han emigrado de su patria. Omar Alonso Zambrano Rengel se había ido en 2008, pero hoy es el peor caso de pendejismo, si se permite decir así. Ha decidido devolverse al país para “emprender” en medio de la crisis.

El seudónimo “Patricio, por mi abuelo, y Uracoa es el nombre del pequeño pueblo de Monagas de donde salió la familia de mi madre”, detalla Zambrano antes de dar la explicación de semejante decisión. “Lo primero que tendría que decir es que no fue tan apresurada. Desde que salí del país siempre consideré regresar, pero lo distinto ahora es que para muchos esta decisión es algo contra-intuitivo”, dice, y sin embargo ríe mientras asegura, sin una chispa de cinismo, que en todo sentido “el país está en su peor momento”. Luego, con mayor solemnidad, también asoma que “es éste el momento de sembrar los embriones de las cosas que queremos hacer por Venezuela”.

Hay quienes se aproximan a decir que se han ido al menos un millón de venezolanos a “probar suerte” allende su patria. Omar Zambrano fue uno. En 2008 había ingresado en el staff del BID luego de un tiempo como economista en el Banco Central de Venezuela. Tercero de una promoción de cerca de 200 graduados en la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 1997, le ha tocado encabezar en esta etapa (2008-2016) los equipos de economía del BID en Perú, Bolivia y más recientemente República Dominicana.

“He tratado con presidentes, ministros, empresarios y dirigentes de los países en los que he trabajado. He tenido que ser experto de otras economías en los países que me han asignado”, y con seguridad puntualiza: “estoy convencido de que políticamente las condiciones de base ya cambiaron en Venezuela. Vamos hacia el fin de un ciclo”.

Bilingüe, con una Maestría en la UCV y una especialización en Desarrollo realizada en Harvard, Estados Unidos, en la Escuela Kennedy de Gobierno, Zambrano se devuelve a su país detrás de un proyecto embrionario de emprendimiento “para crear capacidades. Busco crear una institución que haga investigación y análisis económico y de desarrollo de políticas públicas para mi país. Hay otros amigos que están ya en Venezuela, y otros que aún no, pero que volverán con este proyecto”.

Un papá poco liberal

Sobre el éxodo de talento venezolano, el BID no tiene muchos datos. Nadie se ha tomado la tarea de cuantificar la migración de manera precisa, pero para Zambrano es cuestión de tiempo y de cambios. “Hay quienes probablemente si cambia el entorno, consideren regresar. Hay quienes nunca se han ido, de hecho. Pero no hay estudios sobre la diáspora. Es algo que hay que hacer. Este estudio sin duda estará en nuestros planes en el proyecto que haremos”.

Sin embargo, para Zambrano estamos ante un riesgo generacional inminente. “Estamos en un momento que permite aún el regreso. Pero si esto dura unos cinco años más, una generación más, la diáspora se queda fuera del país. Todavía estamos en la ventana de oportunidad para el regreso”.

“No me gusta verme como ejemplo de algo para nadie, sino para mis hijas”, dice desde su rol de padre de dos niñas de 4 y 7 años. Pero como cualquier operación financiera de alto riesgo, su regreso lo asume desde un estoicismo muy poco liberal. “Logré una carrera muy buena desde un puesto muy favorable”, y agrega: “Uno renuncia incluso a muchas cosas, a muchas, pero por las cosas en que uno cree. Conozco a gente que al cambiar el país estará dispuesta a regresar igual que yo, aunque no sé si con mi mismo apetito de riesgo”, y estalla en risas.

Omar Zambrano, hijo de un andino y una oriental pero nacido en Caracas, tiene todos los genes regados por Venezuela. Es esposo de Karina Barral, también ucevista y economista. La decisión de su retorno la tomó en familia. El anuncio en Facebook generó una explosión de más de 100 comentarios, 22 compartidos y más de 200 Me Gusta en la red social en los 5 días subsiguientes. “Ha sido una decisión difícil, pero no apresurada, tomada después de años de preparación y deliberación familiar. En Venezuela estaré dedicando todos mis esfuerzos profesionales a varios proyectos. Principalmente, por un lado, colaboraré con la Asamblea Nacional en algunas iniciativas y, por el otro, lideraré un extraordinario proyecto de investigación y análisis de datos masivos, para generar modelos para el diseño de políticas públicas”, escribió el 3 de junio.

En las respuestas hay de todo. “Que grande!! Eso es lo que necesitamos en Venezuela, muchos de los que estamos acá hacemos lo imposible porque este país salga adelante”, comentó un amigo. Ni un solo comentario negativo. Fue una avalancha “abrumadora” de buenos deseos, dice Zambrano.

No militará en ningún partido, pero apuesta por una “salida política inminente”, y para ello viene a contribuir desde su rol profesional. “Hay un debate urgente que no está saldado y que está por darse. Soy de los que piensan que no hay una salida económica si no se resuelve el tema político. No hay una salida que no pase por una solución política”, asegura.

Su regreso no es precisamente un comienzo. “Nunca seré extranjero en mi país, porque dentro de las limitaciones nunca me fui de Venezuela. Mantuve un blog y actuaba con el seudónimo desde @econ_vzla en Twitter”, relata.

Omar Zambrano se trae los puentes con el BID para la reconstrucción nacional a la que él apuesta. “A diferencia del Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, el BID suele tener una relación más cercana con los países, independientemente de sus políticas”. Esto lo considera un aspecto crucial en el porvenir inmediato ya que asegura como economista que “la crisis de Venezuela en materia económica requiere un respaldo financiero que el petróleo ya no está en capacidad de soportar”.

No viene como oficial del BID, pero detalla que el banco “tiene una capacidad instalada que no es trivial y tienen que ser parte de la solución. Tenemos un problema de financiamiento externo grave, para comprar medicinas, alimentos, insumos, etc. En una transición, el BID va a tener un rol importante”.

Patricio Uracoa se dispone a regresar al país como Omar Zambrano los primeros días de julio. Posteriormente, en septiembre, llegará el resto de la familia. Con una lapidaria frase, destierra así toda atadura material: “Lo único que extrañaré de ser burócrata internacional, es el salario. Pero soy joven y puedo correr riesgos”.

Fuente Efecto cocuyo

Originally posted 2016-06-20 19:15:22.

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