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Desde el pasado diciembre, la marca Pan Alemán se mudó a la mucho más accesible tienda especializada Pan y Chao de Los Palos Grandes. Lo que se mantiene inconmovible como una catedral medieval, incluso en un entorno de crisis, es la legendaria calidad de sus productos. Es el aroma de la despreocupación. El olor de la inocencia. El olor de la infancia. El olor del pan siempre ha sido más difícil de esconder que las orejas del Lobo Feroz debajo del gorro de la abuelita. Pero el que goza de la dispensa de penetrar a la planta de Pan Alemán, en el sector industrial caraqueño de La Trinidad, siente que lo que le acogota las fosas nasales le ha despertado a una nueva vida después de un maleficio de cien años.
“Es como ese fresquito que sientes cuando trotas en el parque y todo está marchando”, describen el aroma los socios actuales de la marca. Cuentan que a veces los vecinos, abrumados, se quejan de la exageración de placer. Es la emanación de una auténtica reliquia en un país que últimamente se ha acostumbrado a lo mezquino. “La gente se lleva nuestro pan casi como un bebé. Lo cuidan hasta la última rebanada. Ya saben perfectamente cómo prepararlo y conservarlo”, agregan los jóvenes empresarios.
Del perfume de ese pan, se podría deducir el lugar exacto en que estuvo y el tiempo transcurrido desde que dejó de estar, como el personaje macondiano de Remedios, la Bella, cuyo olor seguía torturando a los hombres más allá de la muerte.
Sin aditivos químicos
Ya no hay que orientarse con migajitas como Hansel y Gretel para llegar hasta el local donde se vendía Pan Alemán (@panaleman en Instagram) en el remoto centro comercial Galerías Los Naranjos. Desde el pasado diciembre, los hacedores del legendario Maxicorn (un multicereal a base de trigo integral y centeno que incluye girasol, linaza, avena, ajonjolí y maíz) mudaron sus tres puntitos con los colores de la Bundesflagge a la tienda Pan y Chao, al lado de la frutería Ciruela en la Cuarta Avenida de Los Palos Grandes.
“Con todo nuestro afecto y respeto para la colonia portuguesa, a la que admiramos mucho por su esfuerzo y laboriosidad, sentimos que la panadería se había vuelto demasiado ‘portu’. La esencia de lo que es Pan Alemán se diluyó un poco entre sánduches, cachitos, tortas y jugos de naranja”, explican Tomás y Oswaldo, voceros de la que se define como, antes que todo, una empresa venezolana donde todos se sienten parte de un Familiengeist (espíritu de familia) y que brinda 50 puestos de empleo.
“Con Pan y Chao volvemos a nuestro concepto original: la gente llevándose lo que mejor sabemos hacer: panes y dulces. No hay mesas ni cafecito. De manera similar a la vecina frutería Ciruela, Pan y Chao no es una tienda para retener el cliente, como lo sugiere de manera simpática su nombre: buscas el producto y te vas”, agregan.
El cuerpo de Dios en perfecto
Érase un directivo farmacéutico de origen germánico que no encontraba en Caracas ningún pan que le gustara y lo empezó a elaborar él mismo en un pequeño negocio junto a su esposa en la urbanización de La Lagunita: el rastro de Pan Alemán puede seguirse hasta 2005. Los actuales socios, en realidad, eran clientes de aquel fundador. “Estábamos sorprendidos, encantados, fascinados. Íbamos todos los días para allá a comprar pan, hasta un punto en el que a la señora del farmacéutico aquello le parecía sospechoso. Entonces les dijimos que queríamos participar en el proyecto. En realidad nosotros aprendimos a hacer pan con ellos”, relatan Tomás y Oswaldo.
“El pan es la arepa del alemán. En el desayuno lo comen con mantequilla o mermelada, y en la cena, con toda su riqueza de embutidos. Crecieron junto a sembradíos de trigo y centeno y descubrieron las propiedades saludables de este último cereal. Los alemanes jamás han usado ningún tipo de azúcar o grasa en el proceso de elaboración de su pan. Nadie puede replicar nuestros productos porque contamos con permisos de importación para traer las harinas desde Alemania”.
Si en Venezuela se jugara el Mundial del Pan, probablemente esta selección de Alemania ganaría la final con marcador 7-1. “Estamos acostumbrados a que 95% del pan que se come en el país es de harina blanca de trigo, con azúcar para buscar una fermentación más rápida y grasa para facilitar el proceso de amasar. Son muy pocos los que usan los cuatro elementos originales: harina, agua, sal y levadura. Hacer un pan de calidad implica respetar los tiempos y emplear los mejores ingredientes”, revelan estos Beethovenes de los carbohidratos.
Pan Alemán llevaba antes dos apellidos adicionales, Light y Saludable, de los que ha ido adelgazando, quizás en consonancia con nuevos tiempos en los que ambas etiquetas se han ido haciendo más y más relativas. “No queremos que el cliente sienta que está comprando un pan de dieta. Obviamente, todos los excesos son malos. Siempre recomendamos alternar los alimentos: cómete un casabe o una arepa, o uno de nuestros panes con centeno y tu cuerpo te lo va a agradecer”.
Capital de la fermentación
Subrayan que a los clientes les gratifica mucho comprar pan sin hacer cola. Aunque cueste entre seis y diez veces más que un campesino clásico en el resto de la ciudad. “Venezuela es hoy el país de los compradores, no de los vendedores. Antes salías a ofrecer tu producto y a competir con otros proveedores. Pero ahorita el que tenga el producto terminado es el rey. Aunque tengas que esquivar miles de obstáculos para conseguir materia prima de calidad”, deslizan sobre el momento-país.
“Los Palos Grandes es una zona muy de vecinos y muy de caminar. La gente nos agradece que ahora estemos en este lado de la ciudad. A diferencia del local de Los Naranjos, ahora nos concentramos en lo que sabemos y damos la cara para cualquier consulta o pedido especial”, insisten Tomás y Oswaldo.
El Maxicorn empacado ya no se distribuye en las mismas cantidades que antes a los supermercados por motivos similares: desean que el producto se asocie a una experiencia de compra grata.
Pocos lo saben, pero de los hornos de la aromática planta de La Trinidad (las condiciones climáticas de Caracas son ideales para la fermentación) también brota una porción importante de los bollos espolvoreados con ajonjolí que acompañan a hamburguesas y perrocalientes en sus exploraciones humbolditianas por los estómagos equinocciales.
Además de la estrella del equipo de fútbol, el Maxicorn, otros de los brots (panes) disponibles en Pan y Chao son el Dinkel (de harina de espelta), el Feinschmecker (equivalente al producto estrella gourmet), el Familienbrot, el Diabetikerbrot (no es para diabéticos pero está elaborado con avena y harina integral) y una especie de Müslibrot con pasas y nueces. Todos los productos contienen gluten. La tienda también ofrece dulces frescos y granolas”.
Coordenadas para degustar el sabor alemán en Caracas:
- Pan Alemán Dirección de la tienda Pan y Chao: Cuarta Avenida de Los Palos Grandes, entre Segunda y Tercera Transversal, al lado de la frutería Ciruela.
- Teléfono: +58 212 283 5316
- En Instagram: @panaleman
- En Twitter: @panalemanvzla
- En Facebook: Pan Alemán
- Correo electrónico: pedidos@panaleman.com.ve
Fuente El Estímulo
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