Orlando Poleo: «Quiero terminar mi vida en Venezuela»

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El percusionista fue condecorado en mayo de este año por el Senado de Francia. Actualmente forma parte de Maraca y su Latin Jazz All Stars, agrupación con la que se ha presentado en Lituania, Estados Unidos y Francia, país en el que vive desde hace 25 años. A pesar de los logros, no desea pasar su vejez en Europa.

Cuando Orlando Poleo camina por las calles de Sarría, todos los vecinos quieren saludarlo. Pero no con unos buenos días rutinarios sino con ese abrazo entrañable que se le da al amigo de la infancia de quien se sienten orgullosos.

Algunos lo llaman por el apellido, ese gesto que denota camaradería o respeto. «¡Épale, Poleo!», le dicen desde un taller mecánico. Él responde con el nombre de pila de quien le habla. No ha dado diez pasos cuando otra persona desde una esquina hace lo mismo. Más tarde, un orfebre de la zona se devuelve en su moto para estrechar la mano del percusionista que ha formado parte de agrupaciones como Adrenalina Caribe, además de participar en grabaciones de artistas como Guaco, Pablo Gil, Alberto Naranjo y Elisa Rego.

Es la misma gente con la que creció hace más de 40 años, con fortunas y tragedias de por medio. Algunos lugares desaparecieron, pero la esencia es la misma: casas que resisten el tiempo habitadas por varias generaciones de una familia.

Aunque vive desde hace 25 años en París y tiene la nacionalidad francesa, regresa frecuentemente a Venezuela para ver a su madre. Durante esas visitas a veces le cuesta hasta tomar una siesta, porque no son pocas las personas que tocan a su puerta simplemente para decir hola. No siempre lo entiende, pero recapacita cuando su mamá le dice: «Imagínate que nadie te visitara».

Su más reciente viaje fue netamente por razones familiares, no como en 2014, cuando se presentó en Juan Sebastián Bar y surgió la posibilidad de dar una clínica de percusión en el Teatro Alameda de San Agustín del Sur. «Mi mamá cumplió 90 años. Mi hija, que estudió Administración, no venía desde hace tres años por cuestiones de trabajo y decidimos viajar».

A Orlian Poleo le gusta cantar, pero ha preferido mantener a raya tentaciones o sugerencias para que lo haga de forma profesional. «Para ella la música no ha sido fácil. Cuando estaba chiquita sentía que la alejaba de su papá. Los viajes le pegaban mucho», menciona el percusionista.

 

Reconocimiento. En mayo, el Senado de Francia condecoró a Poleo por ser «una figura eminente en el intercambio cultural entre ese país y Venezuela». La medalla y el diploma los recibió con ocasión del Día de América Latina y el Caribe, que celebran anualmente en esa nación con diversas actividades.

«Cuando finalmente estuve en el Parlamento me di cuenta de la importancia de la condecoración. Había personas de varios países, médicos que habían descubierto algo, artistas plásticos, gente de diferentes oficios. Conocimos al presidente del Senado, Gérard Larcher, un tipo importante que investigó sobre nosotros. Habló de cada uno».

Lo ocurrido representa otro nivel en un país que ya lo había tomado en cuenta por su labor. En 2009 le colocaron su nombre a una sala de la Escuela Municipal de Música de Saint-Cyr-sur-Loire.

«Allá no es como acá, que con cada gobierno le cambian el nombre a las cosas. Cuando los estudiantes vean la placa con mi nombre en esa escuela preguntarán quién es Orlando Poleo. Descubrirán mi historia y mi procedencia. Sabrán que soy de Venezuela».

¿Considera que, como muchos dicen, es uno de los mejores percusionistas nacidos en América Latina? «Dicen que del mundo», contesta quien además recuerda ser el maestro de una generación de varios de sus colegas venezolanos, entre ellos Miguel Urbina y Gerardo Rosales.

En Francia también da clases particulares y es uno de los artistas imagen de Latin Percussion, la tradicional compañía fabricante de instrumentos.

«Soy docente de música latina en la escuela de música del violinista Didier Lockwood. Desde hace casi un año formo parte de un proyecto con el flautista Orlando ‘Maraca’ Valle, un cubano con nacionalidad francesa. Se llama Maraca y su Latin Jazz All Stars, una orquesta en la que participan músicos como el trombonista Steve Turre y el baterista Robby Ameen, que tocó con Rubén Blades. Nos hemos presentado en Francia, Lituania y Estados Unidos, país al que volveremos en octubre».

Como solista aún tiene cosas pendientes, como terminar su quinto disco de estudio, el sucesor de Cúrate (2007).

Se considera feliz en Francia. Dice que no cree en patriotismos. «Venezuela me enseñó a ser así. El racismo lo aprendí acá. Incluso, es el país donde más me paran cuando me voy. Cada vez que estoy en Maiquetía suelen hacerme preguntas como qué voy a hacer en Europa. Sin embargo, extraño la comida de mi mamá, el calor de los latinos, esa mezcla».

El percusionista que formó y aún mantiene activo el grupo Orlando Poleo y Afro Venezuela Jazz afirma que quiere terminar su vida en Venezuela.

«No deseo pasar mis últimos años en Francia, ser viejo en Europa es duro. Tal vez no tanto en España, Portugal o Italia, pero en Francia los viejos están solos aunque tengan familia. Ver a mi mamá con su nieta es una cosa espectacular. Acá el abuelo es muy importante. Mi hija no volvería porque culturalmente es de allá. Llegó a los 4 años de edad y hoy tiene 28», asegura el artista nacido el 13 de diciembre de 1962.

Está sentado en una casa que sirve de lugar de ensayo de Salsarría, la orquesta con la que también ha colaborado en grabaciones. «Me siento orgulloso de lo hecho. Siempre he sido un soñador. La vida te va poniendo obstáculos, pero debes mantener un espíritu positivo para seguir».

 

Ha cometido errores, asegura, pero ha alcanzado las metas. «Cursé hasta tercer año. Estuve en el liceo Carlos Soublette con Aquiles Báez. Una vez llevé una conga a clases (se ríe). A mi mamá le dijeron que quizás los estudios no eran lo mío. Le recomendaron que me inscribiera en el Ince para que no me quedara sin hacer nada. Acepté para que ella no se sintiera mal».

Pero sabía que el rumbo sería otro. Entonces ya tocaba con Evio di Marzo en Adrenalina Caribe y en Autana, una banda que recomienda buscar en Internet. «Era un grupo de fusión en el que se ve lo voladísimos que estábamos. Por ahí andan los videos, todavía suena actual».

Fuente El Nacional

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Originally posted 2016-10-03 15:03:09.