Tener una opinión, pensar de manera distinta, siempre dentro del respeto a los demás. no es mucho pedir, pero hay veces que se pide de mas.
Venir de un país tan convulsionado como Venezuela es un reto, los que se quedaron tienen una opinión de ti, los que se fueron antes, pues tienen otra, y definitivamente si vives en un país como Australia y ademas tienes un medio por donde dar tu opinión acerca de cualquier tema, pues serás el blanco de ataques, condescendencias, pseudo intelectuales de izquierda y demás flora y fauna que pulula en la internet.
Debatir pareciese un acto circense, algo que no se ve nunca, un evento casual, no la norma de la convivencia ciudadana.
si de algo me he dado cuenta en todo este tiempo que llevo fuera de Venezuela, es que al ciudadano de nuestro país, le falta mucho de tolerancia y civilidad, tanto para dejarse escuchar, como para oír al otro.
La soberbia, la viveza, pensar que mi forma de ver el mundo supera y aniquila a la tuya es la forma como se manejan las cosas en Venezuela. El sentirse guapo y apoyado, sentir que tienes a Dios agarrado por la chiva y que no importa lo que pase, pues, tu tienes la razón! y el otro no solo que esta equivocado, sino que es un clasista, engreído ultraderechista.
Emigrar me enseño que la mejor manera de avanzar es comunicarse, buscar las mejores habilidades en uno mismo y en los demás para solucionar los problemas que nos encontremos a diario, bien sea en las esferas de gobierno, en el trabajo, en el instituto, en el colegio. Escuchar al prójimo, respetarlo aunque tenga una forma distinta de ver la vida es ser un verdadero ciudadano.
Nosotros como hijos de la tierra de Bolivar hemos perdido esos valores, hemos perdido ese respeto hacia el otro, esa verdadera calidez humana, que va mas alla de un beso y un abrazo, que va a la profundo de comprender y respetar la opinión de los demás aunque choque de frente con tus creencias y convicciones.
Los que siguen el la patria no se dan cuenta de esta perdida, no importa del bando político en el que militen, no importa lo mucho ó poco dinero que tengan. Hay tanta entropía, tantas carencias, odio y prepotencia emitiendo del país; que comenzamos a actuar como jaurías irreconciliables, en donde la humanidad mas esencial queda de lado.
El emigrar me abrió los ojos a algo nuevo, a una paz que no había experimentado, a enfocarme en crecer y no en sobrevivir. Ojalá todos pudiesen experimentar este sentir, pero puede que describiéndolo ayude a aquellos que aun siguen en el país a entender lo que se ha perdido y los beneficios de recuperarlo.
Hay que crecer como pueblo, crecer como ciudadanos, ser humildes y pragmáticos, entender que no somos el mejor país del mundo, ni los mas graciosos, que no somos mejor que nadie. Al final es tratar de ser conscientes que Venezuela es un país que pudiese albergar muchas oportunidades, pero que todo dependerá de si nos damos el permiso de ser menos condescendientes, mas centrados, que de verdad consideremos a nuestro prójimo y que dejemos el individualismo. Los problemas de la sociedad se vencen en conjunto, no luchando unos contra otros…
Esa es la verdadera misión del que emigra, mostrar el camino de lo que debería ser una sociedad sana, abierta a la expresión de la humanidad y al respeto de las ideas.
Nunca es tarde para mejorar como seres humanos, solo es cuestión de quererlo hacer.
Michael Maldonado – A Venezuelan Abroad
Fuente La Media
Originally posted 2016-05-17 00:26:51.