Marianne Vegas, maquilladora venezolana, arte, My Beauty Dish, artísta, maquillaje
La maquilladora venezolana vive, siente y respira arte. Su habilidad innata para crear maravillas en los rostros de las mujeres le ha permitido convertirse en una de las profesionales más destacadas en el mundo cosmético del país. Hoy cuenta los detalles de su página web My Beauty Dish.
Marianne es una mujer que, inevitablemente, llama la atención cuando ingresa a cualquier lugar. Mide 1.85 metros, es de rasgos europeos y su cabellera es larga y rubia. Viste sencillo y va, prácticamente, sin afeites. Apenas comienza a hablar delata su pasión por el mundo cosmético. Es licenciada en Artes Plásticas de la Universidad Central de Venezuela; sin embargo, confiesa, nunca ha hecho un curso de lo que es hoy su oficio: desde hace 10 años se dedica al mundo del maquillaje y por su brocha han pasado las mujeres más hermosas del país
¿Cuándo descubriste que querías hacer del arte del maquillaje tu profesión?
«De chiquita nunca imaginé que sería maquilladora, pero mi mamá dice que desde que tengo uso de razón me gustaba pintarme la boca. Siempre fui muy coqueta y en mis dibujos, por ejemplo, las muñecas tenían pestañas y estaban perfectamente arregladas. Todo se dio de una forma muy natural, había terminado mi carrera en la universidad y desde siempre estuve conectada con ese mundo hasta que un día me di cuenta de que esto me gustaba muchísimo y de que quería ponerle seriedad al asunto. No podía pasarlo por alto y compartirlo solo con mis amigas y conocidas. Ahora quiero hacer esto hasta el día que me muera y cuando haces algo con tanta pasión todo sale bien».
¿Qué es el maquillaje para ti?
«Es una forma de expresión, para disfrutar de tu femineidad y explorar quien eres. Lo amo cada día más y cada vez que investigo me doy cuenta de que el futuro de la cosmética es lo orgánico. Ahora hay más marcas que rechazan los químicos que tienen los productos».
¿Qué te inspira, particularmente?
«Tengo el honor, o el privilegio, de ver belleza en todos lados. Siempre estoy alimentándome de eso que nos rodea y que muchas veces no vemos. Por ejemplo, me ha pasado en una cola, tengo al lado un aragüaney vibrando en ese amarillo increíble y me remite a algo. A veces la gente no se da cuenta de esas cosas, eso no pasa en otra ciudad. Acá en Venezuela hay vida en todos lados, es un milagro que tenemos que valorar más. Yo me nutro de los colores que veo en la naturaleza. Me pasa también con las trinitarias: imagino unos labios con ese magenta. Y la mujer venezolana me inspira muchísimo, quiero seguir trabajando con ella en donde quiera que esté».
¿Qué significado tiene para ti el color?
«Vivo a través de mis ojos, el arte es una forma de vida. Incluso siempre me pasa que veo paletas de colores en todas partes: en un gato, en un árbol. Una vez me pasó algo muy bello, descubrí que a través del color podía expresar una emoción y un sentimiento».
¿Qué es lo más satisfactorio de tu carrera como maquilladora?
«Esta profesión te permite conocer el lado humano de las personas. De repente me ha tocado maquillar a artistas que tienen un nombre muy importante, que llegan al set con sus lentes oscuros y cuando se sientan en mi silla tienen que quitarse todo. Esa desnudez y esa vulnerabilidad es lo que más valoro de mi trabajo, es el momento más mágico, cuando realmente hago clic con la persona y le demuestro que estoy allí para ella, que puede relajarse y confiar en mí. Ese es mi momento favorito, igual que cuando ven el resultado final en el espejo».
¿Cómo definirías tu estilo personal?
«Soy una persona muy natural, muy relajada y me siento muy bien cuando estoy sin maquillaje. Soy muy sencilla, no me gusta arriesgarme tanto. Yo no tengo que mostrar mi trabajo en mi piel, voy un poco en contra de eso. Me gusta llevar a la mujer a como nos queremos ver todas, sofisticadas y elegantes. Tuve mi época de experimentar y usar mucho color, pero con el paso del tiempo busco cuidarme más la piel, y si no es necesario, no me maquillo, no uso base para que mi piel respire. Mientras más investigo me vuelvo más orgánica y regreso a mis raíces».
¿Qué es lo esencial en el maquillaje?
«Cuando doy una charla o algún curso siempre digo que analicen la proporción de productos que tienen para el cuidado de la piel y la cantidad de productos que tienen para tapar y maquillar. Si tienen decenas de productos para maquillar y uno -o ninguno- para cuidar la piel, les advierto que es lo peor. Yo, por lo menos, soy maniática de las cremas. Siempre les digo a quienes maquillo que no piensen en el bótox que van a ponerse dentro de 10 años, que lo ideal es usar protector solar desde ahorita para que ese proceso tarde cuatro años más. A las niñas que están experimentando con el maquillaje les digo (y a sus mamás también) que se acostumbren a quitarse el maquillaje antes de dormir, que se limpien la cara y que se pongan cremas y mascarillas naturales (con miel y cambur, por ejemplo). Vamos a prevenir las arrugas y vamos a disfrutar y honrar esas líneas de expresión, porque representan lo que cada quien ha vivido».
¿Algún secreto de belleza confesable?
«Me cuido mucho la piel, tengo una rutina diaria. Como soy muy blanca tengo la costumbre de usar todos los días bloqueador solar. Tomo mucha agua y una vez a la semana me hago un cariñito y me pongo una mascarilla casera. Soy fanática de los productos orgánicos, sin parabenos. Y cuando estoy en mi casa rocío en mi rostro agua de rosas para mantenerlo hidratado».
¿Cual es el mejor halago que te han hecho?
«Hace unos años tuve la oportunidad de viajar a Nueva York, donde pude reunirme con unos gerentes de marcas de maquillaje y con personas que tenían años de carrera. Es muy rico salir y escuchar la opinión de otras personas sobre tu trabajo porque tienen una visión distinta. Estando con ellos me pasó algo muy cómico: mostrando mi portafolio, de repente, me preguntan: ‘¿De dónde sacas este fucsia , este morado y este rojo? ¿De dónde sacas estos colores, como en Suecia u Holanda? ¿En donde vives hay esos colores?’. Les dije que nunca había ido a esos lugares y que yo era latina, que era de Venezuela. El señor que preguntó se sorprendió y me dijo: ‘Sí, se siente el Caribe en tu trabajo’. Creo que esa ha sido una de las cosas más bellas que me han dicho. Ese día me di cuenta de que pertenezco al Caribe, que lo llevo a donde vaya y que quiero enaltecerlo. Eso es lo que me hace distinta».
¿Qué ofreces a tus seguidoras en tu página My Beauty Dish?
«My Beauty Dish es un reflejo de quien soy, es el resultado de lo que he investigado para responder todas esas dudas y preguntas sobre maquillaje. Tiene cinco secciones, cada una dedicada a algo distinto. La idea es intercambiar y explorar y que las personas conozcan las posibilidades que tienen porque hay opciones para todos los bolsillos, todas las edades y todos los gustos».
¿Qué es una mujer bella para ti?
«No hay una ley para ser bella, es algo que tienes que creerte para proyectarlo. He tenido a las mujeres más bellas en mis manos y, a veces, son las más inseguras. Entonces te das cuenta de que todas tenemos algo que queremos esconder, desde las más bonitas hasta las menos agraciadas. Pero hay belleza en todos lados y está en los ojos de quien la mira, es muy subjetiva».
Fuente Estampas
Marianne Vegas, maquilladora venezolana, arte, My Beauty Dish, artísta, maquillaje
Originally posted 2016-09-13 20:47:36.