La actriz venezolana, con treinta años de carrera, participa en el nuevo dramático de Venevisión, Entre tu amor y mi amor, al tiempo que se le puede ver en Travesía, lo más reciente en cine nacional. Aquí comparte sus nuevos retos como guionista, directora teatral y recién estrenada abuela.
Son las mismas caras con las que Marialejandra Martín solía encontrarse en los canales de televisión, la mayoría camarógrafos, maquilladores y técnicos. Con ellos se ha topado en el medio artístico desde hace treinta años, cuando inició su carrera actoral en el cine con la afamada Ifigenia. Esta vez, y luego de seis años sin grabar telenovelas, los nervios son los mismos y un trato que la sorprende. «Señora Marialejandra… Caramba, ¿tan vieja estoy?», se pregunta la actriz al tiempo que sonríe agradada por el respeto a su carrera y con la experiencia de sentirse una debutante en la actuación. No puede hablarse de un regreso porque nunca ha dejado de estar en pantalla, en especial con las últimas reposiciones de Cosita Rica y Juana la virgen, además de la serie Escándalos, entre otros trabajos en TV. El más reciente con Venevisión es Entre tu amor y mi amor, en el que interpreta a Columba Buendía, una mujer chapada a la antigua y más buena que el pan. «Me gusta mucho este personaje porque es definitivamente una típica mujer venezolana y, yo diría, latinoamericana, que aguanta mucho, que se sacrifica y deja de ser la protagonista de su propia vida para dedicársela a sus hijos porque piensa que es lo correcto, que el rol de la mujer es ser la acompañante del hombre y la madre de sus hijos, pero desaparece ella como persona. Con el tiempo comienza a despertar en lo personal, ella es una mujer muy enamorada».
La historia está escrita por Carlos Pérez, con quien ya había trabajado en Por estas calles, Los amores de Anita Peña y la serie Conserjes, tres de los proyectos que más asegura haber disfrutado en su carrera. «Adoro lo que hace Carlos Pérez porque respeta mucho el género de la novela, es muy dinámico y tiene siempre un fondo gracioso aunque la novela no sea de humor», agrega.
Treinta años de trayectoria se dice fácil, pero no lo han sido. Martín no ha parado de trabajar —excepto por algunos meses de estudio en la ciudad de Nueva York— y de sumar experiencia en la producción y dirección de algunos experimentos teatrales, una faceta que le apasiona y que considera un necesario ejercicio para todo actor. «Te ubica sorpresivamente diferente a cómo lo vives. Cuando estás en ese lado eres el punto y no tienes conciencia de la recta; cuando estás dirigiendo ves la recta claramente. Como actor te ayuda a ser más comprensivo con lo que te dice el director, y también a ser más tolerante con el proceso de actor en escena».
Sin dejar de ser muy autocrítica y exigente con cada uno de sus trabajos, atrás quedaron los tiempos de perfeccionismo e insatisfacción. «Me he vuelto menos neurótica en la parte actoral, no porque crea que lo estoy haciendo muy bien, sino porque siento que aunque no esté perfecto, si de verdad estoy involucrada emocionalmente con lo que estoy haciendo, con el actor que tengo enfrente, me quito un peso con el protagonismo. Mientras más sencillo, lo disfruto más».
En cartelera
Amapola, una mujer que regenta un bar en los años cincuenta, es su más reciente experiencia en el cine. La película Travesía, un proyecto promovido por la Universidad de los Andes, -el primero en alta definición realizado por esa casa de estudios- fue rodada en su mayor parte en la ciudad de Mérida y narra la historia de un abuelo que a través del nieto se conecta con su infancia, memorias que lo hacen volver a la vida. «Me hace más que feliz saber que hay gente joven desarrollando sus proyectos, es el esfuerzo del nuevo venezolano que tiene ganas de hacer cosas impecables y aprender en el camino».
Con una agenda a la que constantemente suma proyectos que le entusiasman, los más recientes la escritura de un guión de cine y el remontaje de la obra Escena de un crimen que presentará en el Paseo Las Artes, en Miami. «Constantemente me reinvento. Todo me hace feliz, no solo hacer una novela o una película. Siempre me estoy moviendo porque la parálisis es la muerte, al igual que la queja eterna sin aportar ninguna posibilidad de solución. Hay que activarse en lo positivo».
Instagram: @soymariale
Unión familiar
Marialejandra Martín recién se estrenó como abuela del pequeño Tomás, una faceta por la que aunque no tuvo afán, la ha sorprendido gratamente y la tiene más que emocionada, al punto de que planificó un viaje a Europa para visitarlo. «Nunca planee tener nietos ni más hijos; el mío me ha dado tanto como persona, es un hombre al que admiro y es mi amigo. Como familia somos muy unidos. Creo que hay que rescatar la unión y esas arenas de conversación, de entendimiento. Es muy importante para que el país se recupere respetar las diferencias y modos de pensar».
Fuente Todo en Domingo
Originally posted 2016-06-13 23:25:49.