¿Quién dijo que mudarse a otro país era fácil? Cambiar de vida de un día para otro, dejar de ver a los amigos, a los padres, los hermanos. Al final terminamos extrañando hasta a la vecina. Este es un manual con los mejores consejos para tomar en cuenta antes y después de decidir tomar un vuelo de ida y sin retorno a otro país.
Y no. No es fácil. No es fácil llegar a otra ciudad y encontrarse con cosas tan diferentes. Desde los saludos (dar dos besos desde el momento en que te presentas a alguien), hasta la forma de botar la basura (separar plásticos, vidrio, orgánico y hasta el aceite). En mi caso hay anécdotas de mis primeros días en España que jamás olvidaré. Yo ni siquiera sabía cómo poner el agua caliente en la ducha, porque en Maracaibo (de donde soy) casi no existen los calentadores.
Y meses antes de emigrar, cuando apenas hemos tomado la decisión irreversible de salir a buscar nuevos aires y nuevas oportunidades nos ataca la ansiedad y planificamos todo. No queremos dar un paso en falso. Es nuestro futuro el que está en juego y dentro de muy poco, nuestro presente.
Buscamos en foros, en grupos de Facebook, hacemos preguntas sobre todo. Hacemos de internet un gran manual y un súper libro en línea de consejos para saber lo que debemos hacer y también lo que no.
Antes de emigrar nos entretiene leer testimonios de otros venezolanos que también se han ido, respiramos hondo con las buenas historias y nos atacan los nervios cada vez que leemos algún final no tan feliz.
Por eso hoy he preparado un manual del buen emigrante venezolano, que contiene una selección de los consejos que nunca me dijeron o que nunca leí y que por esa razón me tocó aprender a los golpes. Estoy segura que a más de uno le hará el viaje y la estancia mucho más fácil.
Y no, no son consejos técnicos. No hablaré de los papeles que debes llevar, los documentos que te van a pedir, o los trámites que debes hacer al llegar. Son consejos sobre una cosa muy importante, pero que muchas veces por el corre-corre llegamos a olvidar: nuestra actitud.
Ten siempre el pasaporte a mano
¿Es obvio? En teoría sí, pero en la práctica la misma desconfianza nos hace dudar y dejarlo en casa “por si las moscas”. Si bien es cierto que es un riesgo llevar el pasaporte a todos lados, es el único documento que nos identifica y acredita nuestra estancia en otro país mientras no tengamos una tarjeta de residencia.
Emigrar a medias no es emigrar
Una vez que tomamos la decisión de ir a vivir a otro país debemos asumirla. Pisar suelo extranjero y vivir lamentándonos por lo que hemos dejado, por las comidas (con lo rica que es una paella si solo queremos comer arepas, tequeños, empanadas o mandocas vamos mal), por los amigos y hasta por la falta de agua o luz es un gran error. Si cualquier situación te hace pensar “mejor me devuelvo a Venezuela” entonces no has emigrado del todo, así que a partir de ahora disfruta de los cambios positivos y aprende de lo negativo. De eso se trata.
Llorar no es siempre malo
Es verdad que no es bueno andar lamentándose por todo lo que hemos dejado atrás, pero eso no quiere decir que no podamos extrañar a los nuestros, a aquellos que a diario esperan recibir noticias y aquella madre que espera una llamada y un: “Bendición, ma. Estoy bien, no te preocupes por mi”. Por eso cuando te entren las ganas de llorar, hazlo. Las lágrimas son la mejor forma de drenar y expresar los sentimientos. Eso sí, no llames a tu mamá llorando todos los días, va a pensar que la estas pasando fatal y es capaz de venir a buscarte por los pelos.
Seguridad ante todo
Si has tomado la decisión de emigrar, una vez tengas los boletos no hay marcha atrás. Los nervios siempre nos van a acompañar, pero la clave está en dominarlos. Ante el oficial de migración exprésate con seguridad. No mientas. No eres un delincuente y no tienes nada que ocultar. Si todos tus documentos están en orden, no sobreactúes, responde con seguridad y todo saldrá bien.
Lleva siempre dinero contigo
Sobre todo en efectivo. En estos tiempos, viajar con una tarjeta de crédito venezolana es como jugar a la ruleta rusa. Cuando emigramos debemos estar siempre prevenidos ante cualquier situación, por eso, lo primero que debemos tener a mano (y después el pasaporte) es dinero para pagar medicinas, transporte, comida, etc.
Todo comienzo es difícil
Nadie dijo que emigrar era fácil y para lograr cualquier cosa en la vida es necesario hacer sacrificios, más aun cuando la decisión es tan radical. Aun en momentos difíciles nunca abandones las ganas de salir adelante, sé siempre optimista y recuerda que mientras más te esfuerces, mejores serán los resultados.
Disfruta la experiencia
Vive al máximo cada momento. Disfruta del paisaje, de las nuevas amistades. Sé cordial hasta con la persona que atiende en la frutería (esto no es difícil, porque así somos los venezolanos). Lo mejor de emigrar es darse cuenta que en muchos países del mundo disfrutar de las pequeñas cosas es gratis. Sal a dar un paseo por la ciudad, recorre la playa de punta a punta, toma fotografías, siéntate a leer un libro. La soledad a veces también es buena.
Agradece siempre
Nunca pierdas tus valores. Sé siempre agradecido con las personas que te rodean y con las situaciones que se te presentan. Todo pasa por algo, así que lo mejor que puedes hacer es mirar el lado positivo de las cosas y disfrutar. Y si algo va mal, sé tolerante, porque no todo puede marchar a la perfección.
Como conclusión, y el que para mí es el consejo más importante y valioso: nunca abandones tus sueños. Ten siempre presente que por muy difícil que pueda resultar el proceso de adaptación en un nuevo país, la experiencia siempre valdrá la pena. Recuerda que del otro lado del charco tu familia te espera llena de orgullo, y de este lado, siempre habrá un venezolano dispuesto a ayudarte, escucharte y hasta llorar contigo.
Fuente Rootsalad
Originally posted 2016-07-14 18:30:45.