1. El rincón de la abuela venezolana
Cualquier comida en este espacio me traslada a los brazos de mi abuela, sus arepas del tamaño de la sartén y el guayoyo recién colado. En definitiva, cuando tengo guayabo familiar el Rincón de la Abuela Venezolana es mi mejor medicina, pues allí me siento como si las guacharacas me hubieran recién despertado a los pies del Ávila mientras respiro aroma de café recién colado. Suelen tener música en vivo, ambiente familiar e incluso he podido matar antojos con una Frescolita bien fría. Queda en la Calle Mallorca, 470, bien cerquita de la Sagrada Familia.
2. Grupo de Facebook Venezolanos en Barcelona
Una mano amiga, un cuento gracioso, un compinche para inventar algún plan, o simplemente alguien que te escuche y comparta contigo esto de ser venezolano fuera de nuestras fronteras. Todo eso y más lo he encontrado en este grupo de Facebook que reúne a más de 15 mil miembros en una – casi siempre- armoniosa familia.
3. Teke Factory BCN
Como no hay fiesta sin tequeños, no podía haber lista de cosas venezolanas que no incluyera este tan apreciado pasapalo. Yo personalmente he probado los de Teke Factory y son una adicción, pero sé que ya no son los únicos y que este pasapalo empieza a ser tan famoso en las calles de Barcelona como lo es ya nuestra amada arepa. ¡Demos gracias por eso!, y si quieres deja tus recomendaciones en los comentarios para que así todos matemos los antojos.
4. Asocaven y Venmundo BCN
Emigrar no es fácil, por eso agradezco todos los días el tener la suerte de encontrarme con venezolanos que disfrutan ayudando al otro, que no temen compartir sus experiencias y recomendar lo mejor de la ciudad. Eso lo encontré en Asocaven, organización sin fines de lucro que hace un lindo esfuerzo por integrar a sus paisanos en Cataluña. Ellos organizan talleres y el Día de Venezuela. De igual forma, Venmundo está llena de gente buena vibra y súper atentos a la movida venezolana en Cataluña, ellos siempre organizan encuentros de emprendedores, y por supuesto, el gran arepazo mundial.
5. Mocca Pa Panadería
Como buena caraqueña, a veces tengo nostalgia de la tan querida calle del hambre. Cuando eso pasa, ataco sin piedad Mocca Pa Panadería. A una cuadra del Camp Nou, es el lugar ideal para matar mis antojos de pepitos y hamburguesas. Hacen una salsa tártara que me mata y tiene, escuchen bien, GUASACACA, sí, de la nuestra, la real. Una gente hermosa que hasta te abre las puertas de su cocina para que te sientas en casa. Sólo por el buen humor y el cariño que transmiten sus dueños vale la pena pasar. ¡Ah!, y de postre una milhoja que se deshace en la boca. Sus coordenadas son calle Comandante Benítez 24.
6. El Rabipelado
Cuando el cuerpo me pide guarapita sin duda alguna éste suele ser mi destino. Entrar al Rabipelado es para mí como regresar a la buena época del Maní es Así en Sabana Grande, donde cunde el buen rollo, la cháchara amena y la buena música bailable. Lleva abierto 15 años y ya tienen hasta tres locales, uno más pachangoso que el otro pero iguales de buenos. Es mi ideal predespacho. Mi favorito queda en Gracia Torrent D’en Vidalett 22, pero también los encuentras en el Barrio Gótico y en el Raval.
7. @LaCachaperaBCN
Aunque no es un lugar físico, las cachapas de este grupo de amigos son tan buenas que yo los sigo a donde sea que vayan. Es que no sólo hacen una cachapas de queso mundiales, sino que se las han jugado incluyendo en el menú unos rellenos magistrales como Reina Pepiada o guiso de hallaca. Son uno de mis últimos descubrimientos en la ciudad, y cuando los encuentro en alguna feria es imposible que mi cabeza no se vaya al Junquito y mi boca no salive por una patitas de cochino en combinación.
8. Playa Cala Montjoi
Aunque no hay nada como el Caribe, y el frío mar Mediterráneo se encarga de recordármelo cada verano, cuando necesito huir un poco de los turistas que se torran al sol en la Barceloneta y recordar tierras más familiares, esta playa ubicada en Roses, Girona, me traslada a Choroní en un pestañeo. Sí, queda lejos. Lo sé, no es Barcelona, pero créanme que vale la pena el esfuerzo, y se sentirán como peces en el agua y a punto de tomar un peñero para llegar a Chuao.
9. El Ampurdán
Llámenme exagerada si quieren, pero cuando paso por los Jardines de Salvador Espriu y me encuentro de frente con esa escultura de dos mujeres semidesnudas, mi cabeza vuela directo al Parque los Caobos en Caracas y me ubica justo frente a la gran Fuente Venezuela. Esto no es en vano, ya que ambas esculturas comparten el mismo autor, el catalán Ernest Maragall, quien vivió en Caracas muchos años y dejó joyas invaluables, como esa fuente, la cual durante muchos años estuvo en Plaza Venezuela y le dio nombre a esta tan conocida zona de nuestra capital.
Fuente Matador Network
Originally posted 2016-06-03 17:55:04.