Los Crema Paraíso llegan a Netflix

La lengua castigó a José Luis Pardo. “Siempre he criticado a los músicos que se meten a actores”, repetía el integrante de Los Crema Paraíso antes de participar en The Get Down, la producción más ambiciosa de Netflix dirigida por Baz Luhrmann, el mismo de clásicos como Romeo + Julieta, Moulin Rouge y El gran Gatsby.

El ex integrante de Amigos Invisibles llegó al set del programa por casualidades de la vida, luego de que su amiga Stephanie Díaz-Matos ocupara el cargo de supervisora musical del proyecto. “Estaba feliz por su logro. Ella se empeñó en que me tenía que meter en la serie, así que asistí al estudio de grabación con Elliott Wheeler (productor musical) porque necesitaban un guitarrista. Luego de grabar me comentó de la posibilidad de actuar como líder de una banda (sin nombre) y yo me negué”.

El equipo de producción le insistió y él rechazó la propuesta varias veces hasta que lo convencieron. “En la audición había como 15 personas preparadas y arregladas y yo andaba todo zarrapastroso en shorts. Leí el guion frente a los productores, me preguntaron que si eso lo diría un músico, y yo les dije que yo no lo diría en la vida real”.

Al salir, el guitarrista recibió un mensaje con la buena noticia. “Tuve la opción de incluir a otros músicos y obvio que iba a trabajar con los muchachos de Los Crema Paraíso para las escenas que grabamos en diciembre, durante 4 días, en jornadas de entre 8 y 10 horas”.

Pardo tenía el estatus de actor y sus compañeros, Neil Ochoa y Álvaro Benavides, de extras. “Cuando llegamos al set nos separaron, no podíamos vernos. A mí me pusieron guardaespaldas, camerino, catering. Estaba superintimidado”.

En medio de las grabaciones estrechó manos con el director Baz Luhrmann. “Es un tipo chévere, está rodeado de un equipo que ha trabajado con él toda su vida y eso le da un clima familiar al asunto”.

Pardo le dio vida a un personaje sin nombre, pero con diálogo. Un miembro del sindicato de actores de la serie le explicó que su participación facturaba un poco más que la de sus compañeros por tener interacción con uno de los actores principales, Jimmy Smits.

“Nosotros aparecemos al final del cuarto capítulo y al principio del quinto. No quiero adelantar mucho, pero es una especie de sueño: comenzamos tocando en un bar y terminamos en una iglesia”, cuenta emocionado.

Pardo repetiría la experiencia sin pensarlo dos veces. “Eso era una megaproducción. En un día de filmación gastan lo que nosotros produciendo 10 discos. Fue toda una nota”.