Lograr la moda en Venezuela

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La moda venezolana tiene quien cuente su historia presente. Se trata de un grupo de profesionales que además de capacitarse sienten la pasión para ser arte y parte en el renacer de una industria con nombre y apellido.

La moda dejó atrás el calificativo de frívola para convertirse en una industria compleja. Es la expresión de un artista,  está sujeta a complejos aspectos, como la economía, ya que mueve grandes capitales y se ha transformado en uno de los pilares de las finanzas, además de generar noticias y requerir de estrategas capaces de responder a las necesidades y gustos de la gente.  Por otra parte, es narradora  de la historia. Allí están los vestidos de Coco Chanel, que hablan de la liberación femenina al rechazar ballenas y corsés. Su lugar de esplendor fue París y se ha expandido por el mundo gracias a los medios de comunicación que se han dedicado a difundir y a interpretar el trabajo de diseñadores e indagar en el movimiento de las tendencias. Los especialistas analizan iconos y los transfieren al lector. Pero la moda también son los modelos cuyo trabajo no termina en la pasarela, pues están sujetos al vouyerismo de sus seguidores para quienes su día a día también importa. A los maniquíes se unen los influencers cuyo tránsito por Instagram y otras redes sociales dejan huella, inspirados en personalidades como Diana Vreeland, editora «tirana» que  supo hacer de la moda un tema para soñar, un espectáculo y que entre sus frases célebres está: «No importa un vestido nuevo, sino la vida que llevas con él».

Por otro lado están los estilistas que deben conocer la estética y la psicología para ser capaces de transformar a su cliente en una estrella, tarea que no se limita a la alfombra roja sino que involucra el vestuario para un show o una entrevista, pues saben que la imagen tiene su propio lenguaje. Cristina Ehrlich, estilista de Penélope Cruz o Leslie Fremar, quien trabaja para varias famosas, entre ellas Scarlett Johansson, dan fe de ello.

Capítulo especial ocupa el fotógrafo, quien debe ser capaz de armar una historia, inocular emociones a un atuendo y hacerlo objeto colectivo de deseo.  Su lente puede llevar al estrellato. Richard Avedon, Mario Testino y Annie Leibovitz son dueños de ese reino. Sus propuestas visuales, audacia, manejo del detalle y capacidad de mostrar el sentido de un traje o de un accesorio, le han dado al fashion un valor particular.

Entre nosotros

En Venezuela el fenómeno de la moda ha abandonado la contemplación,  la costumbre de pasear la mirada en revistas y figurines de otras latitudes para saber qué usar. Copiarlos o adaptarlos era trabajo de costureras que ejercían su oficio para complacer el gusto del cliente.  Hoy, una oleada de diseñadores, con más o menos éxito, crean la moda nacional, inspirados en temas locales, la arquitectura, el paisaje, las tradiciones.  Allí están los tejidos wayú, el Amazonas o Choroní, que dejan su imprenta en las colecciones «made in Venezuela».

Una generación con conocimientos formales sobre moda, un periodismo local sin prejuicios, emprendedores que se expresan a través de telas y accesorios, empresarios que conocen que la moda forma parte de lo económico tienen voz en el país.

Mario Aranaga ha hecho del periodismo de moda su oficio fundamental.  Durante 20 años fungió como editor de la revista Estampas de El Universal, su trabajo no se ha limitado a escribir y opinar sobre moda, también ha asumido la docencia, ha dejado su impronta en dos libros, además de crear estrategias para la presentación de colecciones como para la creación de plataformas on line.

Para él lo promocional de la moda y las acciones que han surgido se unieron en esta nueva visión que se percibe de la moda nacional, que encontró en Estampas una plataforma para expresarse. Hace referencia a esa generación que ha consignado su espacio, unos como creadores y otros como comunicadores, que se encuentran con una original manera de manifestación de la moda. Subraya que allí están los grandes shows, los fashion films, excelentes muestras de cómo poner una tendencia a favor de un producto. Al referirse a los estilistas dice que éstos mezclan marcas nacionales que se hacen más fuertes. «Hay propuestas más dinámicas y también se apuesta mucho al look de marcas». Pero la realidad económica también se hace presente, dice Aranaga, y obliga a utilizar otros recursos como  mezclar lo clásico con detalles nuevos.

En cuanto al poder de la moda indica que: «Es retrato de lo social, tiene esa capacidad de captar la atención de una época, pues el vestuario nos revela un momento histórico. Es el reflejo de la sociedad y a través de lo que vestimos nos pueden estudiar».

Cuando se habla de moda en Venezuela Fran Beaufrand es referencia obligada. Su formación profesional lo ha llevado a estar presente en salones de arte y en campañas publicitarias de diseñadores venezolanos y extranjeros.  En su trabajo no hay concesiones. Opina que la labor de las nuevas generaciones  se ha hecho a pequeña escala pero conectado con el espíritu de internacional de la moda.

Se trabaja con limitaciones pero hay logros alcanzados, explica.  Da importancia a las nuevas herramientas comunicacionales como Instagram y Facebook que han permitido la exhibición de estos trabajos. Al hablar del fotógrafo expresa: «Es fundamental a la hora de mostrar, porque el fotógrafo es un intérprete, conceptualiza. Crea una historia y la hace accesible al espectador. Gracias a la tecnología han surgido más personas con la posibilidad de hacer imágenes y además ha permitido que más se expresen a través de esta herramienta sin ser profesionales». Para Beaufrand ésta se ha democratizado al igual que la moda. Y termina subrayando que a la hora de crear el discurso de una marca, lo importante es acudir al trabajo de un profesional para que el nivel de calidad permita el posicionamiento correcto de la firma. No duda en asegurar que la moda es un discurso social que hace referencia a la transformación del individuo y a la creación de una identidad. «Todos de alguna forma vivimos la moda. Unos para depender de ella, otros para identificarse con su tribu y otros para divertirse», sentencia.

Gianfranco Berardinelli se hizo conocido en el programa televisivo Alta Postura, se ocupa de la moda a través de columnas en medios impresos y ha sido narrador de desfiles de pasarelas nacionales e internacionales. «Para mí una imagen es el reflejo de los acontecimientos y de los movimientos que giran en nuestro entorno, en un momento determinado de nuestra historia; por ello su evolución recoge, más allá de una estética desarrollada, un análisis detallado de las virtudes y hasta carencias de nuestra sociedad» asevera.

Cuando se habla de construir una imagen explica que consiste en un proceso minucioso de investigación, que va más allá de lo efímero.  «Una de las cosas que más disfruto al construir una imagen es ese lenguaje universal que esto implica, pues no existen limitantes para entenderla que así, como en el arte, es de libre interpretación. Con el desarrollo de una buena imagen el público estará capacitado para comprenderla y es allí cuando celebro la universalidad  y el poder de la imagen».

En Venezuela existen  increíbles propuestas de moda, dice Jorge Malavé, periodista egresado de la Universidad Santa María, con estudios en la Universidad Complutense de Madrid. Trabaja en la identidad y en la línea editorial de marcas de moda premium. Asegura que el venezolano es adicto a las marcas y ya comienza a interesarse por lo hecho en casa. Considera que la generación actual posee mayor entendimiento sobre los estándares estéticos y no teme expresar su propia identidad.

Para Malavé la moda es un motor de gran influencia masiva. «Grafica épocas, y a pesar que todos los ciclos son distintos entre sí, el comportamiento más constante es la simbología sobre la funcionalidad».

Angélica Gómez-Castro, vestuarista y estilista, explica que si bien es cierto que la moda puede ser vista desde varios ángulos, el que particularmente ha elegido y el que mejor le ha funcionado a lo largo de su carrera, es el antropológico, que no sólo tiene que ver con la respuesta estética del individuo a su entorno, sino con la practicidad y la adaptación de las prendas de su vestuario a elementos tanto naturales como urbanos. Cuando surge una idea camina por la ciudad para ver la respuesta del vestuario de la gente ante los componentes urbanos, observa  lo que más se usa,  lo que da «más estatus», también conversa, investiga, compara con lo que sucede internacionalmente.  Así en el contenido artístico conviven dos realidades. «Me divierte mucho dedicarme al oficio de la moda, creo que si existiese algo así como una mención de vestuario en «moda documental», sin duda esa sería mi elección, porque me gusta darle coherencia a una idea conceptual a través del vestuario, describir un personaje con sólo ropa y accesorios».

La estilista Marielvis Carrasquel considera que su trabajo es indispensable, porque si no es coherente con el del diseñador no se logra transmitir lo esencial del producto al consumidor. «El estilismo suma carácter, personalidad e identidad al atuendo. A través del estilismo doy vida  a los personajes. Es un reto para mí proponer algo nuevo para impactar innovando. No duda en aseverar que la humanidad ha reflejado su poder por medio de la estética, la moda es un instrumento de comunicación.

Agradecimientos: Cinemateriales, Pablo Cova, Mauricio Donelli.
Agencia de Festejos MAR, Iván Gittens, Bolívar Films y Alberto «Tico» Barnet.

Fuente Estampas

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