Joanna Di Grigoli: Yo soñaba con volar como los pájaros

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 Joanna Di Grigoli es la mejor parapentista del país. Vive en Francia desde hace un año y se alista para romper el récord mundial femenino de distancia abierta

Joanna Di Grigoli es la mejor parapentista venezolana. El 25 de noviembre de 2016 voló 400,4 kms sin poner los pies en el piso, lo que es el actual récord suramericano femenino de distancia abierta: el equivalente a salir de Caracas y aterrizar en Boconó.

Lo consiguió en Quixada, Brasil. Recorrió la distancia en 10 horas y 14 minutos. Le faltaron 1,6 km para conseguir el récord mundial que está en manos de la francesa Seiko Fukuoka.

Desde pequeña, en sus correrías por el colegio Caniguá, en El Hatillo, soñaba con las nubes. «A mí me encantaba todo lo que estuviera en el aire: los pájaros, los aviones, los helicópteros. Para mí era fascinante.

Yo soñaba con volar como los pájaros», aseguró.

Nació en Caracas hace 38 años. Vivió en El Hatillo, en La Boyera y La Unión. Tiene cuatro hermanos. Su papá es italiano y su mamá es de Trinidad y Tobago.

Al terminar el bachillerato marchó a Estados Unidos donde estuvo un año. «Yo viví en una burbuja y esa experiencia me abrió los ojos. Conocí gente de todo tipo».

El mismo año que empezó en la Universidad Central de Venezuela sus estudios de Idiomas Modernos comenzó a volar en parapente: «Todas las mañanas estaba en la universidad. Daba clases de inglés en las tardes. Los fines de semana los consagraba al vuelo».

Sus primeros ensayos los hizo en El Jarillo. «Yo quería hacer el curso de vuelo cuando tenía 17 años, pero mi mamá me dijo que no, que cuando fuera mayor de edad. Que con 17 años no me iba a alcahuetear eso», explicó.

Estudió violín y mandolina

Reconoce que la música le gusta, pero la pasión por el vuelo era algo superior: «Yo me di cuenta que había que consagrarle tiempo. En aquella época tenía un novio que era veterinario y solo podía volar cada 15 días.

Yo sentía que no era suficiente por lo que empecé a ir sola a volar y progresé más rápido».

Agregó: «Sobre todo al inicio hay que dedicarle horas de vuelo, al control de tierra, que es ir a un lugar plano y practicar el inflado, también hay que leer e instruirse, porque hay que conocer de meteorología, de técnicas. El parapente no es una cancha fija. Tú puedes volar 100 veces en la misma montaña y siempre va a ser diferente porque el clima va a ser distinto, las horas van a ser diferentes, es un campo de juego muy variable y eso es muy divertido».

Sus progresos hicieron que comenzara a competir en 2002.

Su primera experiencia fue en La Victoria, en Loma Lisa.

«Fue un desastre. Las competencias eran muy mal organizadas y las rutas no eran para la mayoría del nivel de los pilotos. Eso me frustró muchísimo», puntualizó.

Al año siguiente le fue un poco mejor y ya en 2005 era toda una experta. Compitió fuera del país y clasificó al Campeonato Mundial en Brasil: «Me estrellé contra la realidad. No tenía un parapente competitivo ni la experiencia. De hecho el primer día quedé de última. Pero fue muy buen aprendizaje».

Entre 2007 y 2015 se convirtió en profesional. Fue subcampeona panamericana en 2008, ganó la Copa del Mundo de Estados Unidos y el Abierto de España en 2010, entre otras figuraciones. Se ubicó como la cuarta mejor parapentista del mundo entre abril y junio de 2013. «Estuve entre las primeras 10 un buen tiempo. Estoy ahora muy baja porque el año pasado competí muy poco y lo hice en eventos que no valían para el ranking mundial», recalcó.

Desde hace un año vive en Francia donde edita la versión digital en castellano de la revista Cross Country, la publicación más importante del mundo dedicada a este deporte.

En julio estuvo en el 15° Campeonato Mundial que se desarrolló en Feltre, Italia, donde obtuvo el noveno lugar entre las mujeres. A finales de octubre irá a Guayaquil, Ecuador, y en noviembre regresará a Brasil para intentar establecer una nueva marca mundial de distancia abierta.

«Sigo volando porque es lo que me apasiona. Mi vida es un antes y después del vuelo.

Yo no creo que nunca deje de hacerlo. Yo quiero volar hasta que las piernas me den. Afortunadamente el parapente da para todas las edades porque hay equipos muy livianos. Yo pienso seguir haciéndolo el resto de mi vida», reveló.

Fuente El Nacional

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