Gustavo Ott: “Aprendí que no tenía que convencer ni ganar y eso sosegó mi escritura»

Notes

Gustavo Ott, dramaturgo, periodista, novela, obras

El dramaturgo y periodista Gustavo Ott ganó el I Concurso de Dramaturgia del Trasnocho Cultural con La foto. Además, publicó en Estados Unidos su tercera novela, La lista de mis enemigas mortales

Sus obras de teatro han sido traducidas a más de 15 idiomas, desde el alemán hasta el griego. También han sido numerosos los reconocimientos obtenidos por obras como A un átomo de distancia120 vidas x minutoTres noches para cinco perros y Ogros bajo la cama, entre muchas otras.

El galardón más reciente se lo otorgó el Trasnocho Cultural por ser el ganador de su I Concurso de Dramaturgia con La foto. Escrita en 2016, la historia habla sobre la crisis de la mediana edad. “Pero después la obra despegó y se hizo más ambiciosa. Eso me sucede mucho y esas son las piezas de las que termino enamorado”, dice el dramaturgo y periodista Gustavo Ott.

El premio incluye 150.000 bolívares y la publicación de la obra por la editorial Lugar Común. “Que te edite gente que siempre lees es un encanto aparte. Ver mi nombre vinculado a ese sello es excitante. Me imagino en los próximos meses molestándolos como perro realengo por ahí, moviéndoles la cola. No se asusten, con lanzarme un hueso tienen”, señala.

—Luego de tantos reconocimientos, ¿qué representa este triunfo?

—Hace tiempo aprendí que no tenía que convencer ni ganar. Fue una lección y eso sosegó mi escritura. Prefiero que la obra guste, pero mi relación con lo que escribo es más secreta y personal, sobrepasa la aprobación externa. En la medida en que yo ame mis piezas, me basta y me siento bien. Lo que tienes que ganar es ese amor subjetivo por tu obra. No es tan fácil, no sucede siempre, como en las familias, también hay odios de cataclismo.

—¿De qué manera ha mutado su pluma?

—Se ha vuelto más íntima. Hasta cuando quiero hablar de temas sociales, la pluma retrocede y va hacia adentro. Como cualquiera puede expresarse a través de Internet sobre los temas políticos y sociales que quiera, creo que el escritor está en la obligación de conseguir ideas más personales y delicadas; atreverse a un análisis más riguroso y profundo que además exija un espectador entrenado. Veo lo que se escribe en las redes como frases urgentes pintadas en las paredes de la calle; jeroglíficos que se deben descifrar, pero no para reproducir. Escribir como lo haría cualquiera es inútil. La pantalla negra es, para nosotros, un espejo roto.

—¿Qué problemas le interesa plantear en este momento?

—Aún me queda la vena periodística, así que en ocasiones la idea viene de los medios y la enfrento como reportero. Trato de buscar lo que esconde, pero ajustando la noticia como una alegoría, como una metáfora mayor.

—¿Qué conoce de la movida dramática que se desarrolla en el país?

—Han pasado dos años desde que estuve en Caracas, pero a los colegas les sigo el pulso porque tengo una relación especial con muchos de ellos. Nos escribimos, nos enviamos las obras. Por eso conozco muy bien lo que hacen Elio Palencia Karin Valecillos, Yoyiana Ahumada, Ana Melo, Elvis Chaveinte. Los autores venezolanos no han dejado a la palabra huérfana por ahí. Heroicos, imbatibles y peligrosos, se han decidido por la escena frente a todos los augurios.

—¿Cuáles son las principales fallas de la dramaturgia nacional actualmente?

—Las fallas son externas al autor: falta de difusión, mecanismos de validación, estudio, apoyo institucional, becas, giras, atención social. Estamos escribiendo lo mejor que podemos, pero parece que no basta. En español hay una batalla en la literatura dramática que se lucha con ferocidad en Chile, Argentina, Colombia, México y España. Nosotros no participamos ni siquiera como espectadores, a pesar de que estamos escribiendo mejor que muchos.

—Recientemente editó la novela La lista de mis enemigas mortales. ¿Qué tan difícil es para un latinoamericano publicar en Estados Unidos?

—Hay un movimiento intenso de editoriales en español en Estados Unidos. Allá nunca se leyó tanto en nuestro idioma como ahora. Esta es una novela criminal con rasgos políticos, pero intimista. Hay mucho de periodismo ahí: el personaje principal es un camarógrafo de canal de noticias que sustituye al tradicional detective del género; el otro es un periodista estrella, ganador de premios. Todo ocurre entre un canal de televisión en el este y un edificio en El Paraíso. Y aunque esa lista que alude el título se concentra en un condominio, está claro que la novela va paralela al país de hoy.

Escribir sin descansar

Gustavo Ott vive en Washington D. C. y trabaja con GALA Theater como autor y director. Además de la reciente publicación de su tercera novela, la segunda de género negro, actualmente se dedica a continuar la serie La lista: “Una vez que publicas, el impulso para seguir escribiendo se expande. Jorge Luis Borges decía que publicamos para no pasarnos la vida corrigiendo borradores. En teatro estoy trabajando en el proyecto Brutality, que ganó hace poco el Premio Aguijón – Instituto Cervantes y será leída en Chicago en marzo. También tengo un par de ideas que andan rodando por el escritorio y que son como gatos: no te dejan trabajar buscando atención”. Con el sello Maggots Ediciones, La lista de mis enemigas mortales puede ser adquirida en formato papel y en digital a través de Amazon en Estados Unidos y Europa.

Fuente El Nacional

Gustavo Ott, dramaturgo, periodista, novela, obras