guaco, se redimensiona, agrupación venezolana
Tras obtener su primer Grammy en noviembre por «Guaco Histórico 2», La Superbanda de Venezuela tiene más motivos para celebrar: el lanzamiento de un nuevo disco y el documental «Guaco: semblanza», dirigido por el músico y cineasta Alberto Arvelo que estrenará el largometraje a finales de este año.
El 17 de noviembre de 2016 quedará marcado en la memoria de cada uno de los miembros que han formado parte de la familia Guaco. Ese día se conquistó lo que la banda y su público esperaban desde hace varias décadas, luego de cinco nominaciones, más de cuarenta discos, medio siglo de música y un sonido característico que hoy lo identifica en el mundo entero.
Luis Fernando Borjas y el manager del grupo, Gilberto Aguado, recibieron el gramófono en Los Ángeles al tiempo que Gustavo Aguado y el resto de la banda cumplía compromisos en la ciudad de Saporo, su primera gira por Japón que abarcó 14 ciudades y el mismo número de conciertos. «El momento de la premiación del Grammy fue muy emotiva. Aunque yo no pude asistir, por encontrarme en Japón, lo celebramos en grande desde el otro lado del mundo», comenta Gustavo Aguado.
«Todos estábamos ansiosos por el resultado. Sabíamos que la competencia no sería nada fácil con Charlie Zaa y la Charanga Habanera en la misma categoría pero cuando ya dormíamos comenzaron a sonar los teléfonos con la noticia. Todos salimos en pijamas al pasillo del hotel a celebrar el premio emocionados», comenta Vladimir Quintero, percusionista de la banda desde hace 14 años.
El Grammy había llegado pero el trabajo no se detenía. Luis Fernando Borjas, declaraba minutos después de recibir el premio: «esto no para. Ya estamos trabajando en el nuevo disco y en el documental». Son justamente esas dos razones las que hoy convocan a la llamada Superbanda de Venezuela a conquistar nuevos retos. «Esto es inagotable, los sueños nunca acaban», apunta Aguado.
Guaco en dos enfoques
Bidimensional es el nuevo disco del trabuco guaquero. Ese trabajo posterior al primer Grammy que lejos de consolidar a los artistas, pide tácitamente nuevos retos musicales, más responsabilidad, más compromiso y éste, sin duda, es un proyecto ambicioso por muchas razones.
«El disco se llama Bidimensional justamente porque muestra dos enfoques de la música», comenta Gustavo Aguado para referirse, por una parte, a la mirada sinfónica en la cual temas emblemáticos de la banda como «Aguas de cristal», «De vuelta a tu corazón», «Si usted la viera», «Las caraqueñas», «Regálame tu amor», «Si mis paredes hablaran», así como el primer sencillo promocional de este disco «Lágrimas no más», fueron arreglados para formato de orquesta por el maestro Álvaro Cordero e interpretados por la banda junto a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar bajo la dirección de Gustavo Dudamel; al tiempo que el álbum ofrece también una segunda mirada que incluye temas inéditos interpretados con el formato tradicional del grupo.
«Desde hace veinte años tenía en mente este proyecto. Me parecía interesante tomar temas emblemáticos de Guaco y hacerle los arreglos para orquesta. La música se presta para todo, no es excluyente. Gustavo y yo nos conocemos desde hace tiempo y contar con su amistad y talento es un privilegio. Hablamos de uno de los mejores directores del mundo», comenta Aguado.
Luego de infinidad de éxitos, seleccionar los temas que serían interpretados con la orquesta no fue una tarea fácil y según Aguado queda repertorio para unos diez discos más. «Los temas que seleccionamos han sido éxitos de Guaco en diferentes épocas de nuestra trayectoria, que abarca varias generaciones, y otras canciones fueron sugerencias de Gustavo Dudamel que es guaquero desde niño».
Por su parte, Diego Rojas, vocalista de la banda habla de los temas que según él deberían estar en la lista de un segundo disco sinfónico: «Todavía queda mucho material. Guaco tiene muchas canciones que a la gente le gustaría escuchar en arreglos sinfónicos. ‘Cómo será’ y ‘Todo quedó’ deberían formar parte de la segunda lista», asegura.
El barquisimetano, Álvaro Cordero, egresado del New England Conservatory y Brandeis University fue el encargado de realizar los arreglos y comenta que el reto más grande de este proyecto fue evitar hacer versiones edulcoradas de los temas originales. «No queríamos agregarle unos violines a los temas para darle un aire o spray sinfónico. Cuando uno emprende una tarea como ésta piensas en qué dejas de la historia de la canción y dónde puedes abrir grietas para que entre la orquesta y puedas generar así una sonoridad única, ensamblada, donde surjan cosas que no estaban antes y para eso hay que irse a la estructura del tema». El arreglista también destaca la importante labor de los ingenieros de sonido que trabajaron en las diversas etapas de producción del proyecto: Steve Rodby, Rich Breen, Rafael Rondón, Juan Carlos Salas, Jacinto Castillo y Gavin Lurssen.
La otra dimensión con Richard Bona
Como si un disco con arreglos sinfónicos no fuera suficiente, Guaco apostó por más. Otros siete temas componen este álbum que, además, cuenta con el diseño gráfico del maestro Carlos Cruz Diez y la participación especial del cantante y bajista camerunés, Richard Bona, una de las figuras más importantes e influyentes del jazz contemporáneo.
Es la primera vez que Bona participa como invitado especial en un disco de una banda venezolana con una versión de su propio tema, «Jokoh-Jokoh», mientras que el original está incluido en el más reciente disco del músico camerunés titulado Heritage, y donde grabaron los percusionistas venezolanos radicados en Nueva York, Luisito y Robert Quintero, quienes fueron parte de los culpables de esta colaboración histórica entre Richard Bona y Guaco. «Esta canción es interpretada en su lengua natal -camerunés- y además con el bajo que él también grabó. Luisito Quintero, integrante de su banda, nos dijo que Richard era fanático de la música de Guaco. Así nació este tema», comenta Diego Rojas.
Richard Bona comparte desde París sus impresiones sobre la grabación y agrega que espera que nuevas colaboraciones con músicos venezolanos surjan a partir de esta primera experiencia con Guaco, «el tema está muy bien logrado. Son increíbles los arreglos que hizo Juan Carlos Salas. Él es un gran músico. Por eso no me sorprende lo que logramos con esta versión de ‘Jokoh- Jokoh’, una canción que invita a la celebración y a apreciar todo aquello que la vida nos regala».
El resto de los temas que componen Bidimensional son «Se nos fue el amor», «Si me das», «Dame un beso», «Llenarte de amores», «Préstame tu boca» y la versión original de «Lágrimas no más», temas que en su mayoría apuestan por letras románticas y la influencia del reguetón o género urbano, una característica que se ha acentuado en los últimos trabajos de la banda y que suma seguidores y detractores pero en donde siempre está presente uno de los más poderosos sellos de la agrupación: la tambora de Yonis Flores y la charrasca de Alexis Moreno. «Los guaqueros ya están acostumbrados a la fusión de la banda y a que la música que hacemos desde hace 50 años no escapa de las corrientes de moda de las diferentes épocas de dichos años. No todos los temas inéditos de Bidimensional tienen aroma de reguetón, solo dos quizá, y lo hacemos a nuestra forma. Enfrentamos el género desde nuestro punto de vista musical y para lograrlo hemos acudido a varios amigos expertos en el género. Yo creo que hemos tenido mucha aceptación en el público infantil que nunca antes se había conectado tanto con la música de Guaco. Eso nos emociona más aún: conquistar ahora a los hijos de los guaqueros», señala Luis Fernando Borjas, a lo cual agrega Gustavo Aguado una frase que también menciona en el documental de Arvelo: «El hombre que no cabalga con los tiempos está escribiendo su propio epitafio».
Guaco: semblanza
El redimensionamiento de la banda luego de su conquista del Grammy, no para ahí. Otro pilar de este ambicioso proyecto de varios frentes es el estreno del documental Guaco: Semblanza, sobre la historia y logros del grupo dirigido por el cineasta y músico merideño, Alberto Arvelo, también director de Tocar y luchar, el documental sobre el sistema de orquestas venezolano. «Lo elegimos por su calidad como director, por su vinculación con las artes y por ende con la música, además por la relación afectiva que nos une», apunta Aguado.
El documental de Arvelo fue filmado en varias ciudades asociadas a la historia de Guaco y destaca el peso de la banda en casa pero también su posicionamiento internacional en los últimos años. Es así como Maracaibo, Caracas, Los Ángeles y varias tomas filmadas en la gira de Japón componen este archipiélago fílmico que intenta reconstruir más de medio siglo de historia musical.
Alfonso «Pompo» Aguado, fundador del Grupo gaitero Los Guaco del Zulia, que posteriormente decantó en lo que hoy conocemos como Guaco, forma parte vital de este documental. «Todo el largometraje es emotivo. Me emocionó mucho ver a Pompo y Gustavo hablar de los inicios en Maracaibo, de lo que soñaban, así como también escuchar cómo hablan un profesor melómano japonés y Rich Breen, ingeniero de grabación y mezcla norteamericano que se ha codeado con grandes de la música. Eso me llenó de tanta emoción que hasta lloré. Es muy anecdótico, didáctico, emocional y sentimental», comenta Borjas.
Forman también parte de los testimonios, entre otros, Gustavo Dudamel, Nelson Arrieta, Jorge Luis Chacín, César Miguel Rondón y Gilberto Santa Rosa, quien se define en el documental como «El Guaco que no ensaya».
El documental de Arvelo cierra así un portentoso frente artístico que redimensiona al grupo en esta nueva etapa de nuevos retos y que suma no solo a documentar la trayectoria de la «Superbanda», sino también al universo sonoro venezolano del cual Guaco es parte fundamental.
Fuente Estampas
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