Así le llaman los clientes asiduos a “Gramabar“. Un espacio con sello venezolano, que desde hace más de dos años, está dejando una gran huella en Madrid. Y al que debo confesar se ha convertido en uno de mis bares favoritos en la capital española.
Además de hacerle honor a su apodo –los camareros realmente son bastante majos; de hecho tienen un corcho en el depósito con el ranking de cada uno- el bar-restauran rescata aquello que todo venezolano cree perdido una vez se muda fuera del país: sus costumbres culinarias. Y no conforme con eso las adapta al público extranjero creando el ambiente ideal para un intercambio cultural dentro del reencuentro festivo.
Prueba de ello fue que justamente el día que fui a conversar con el administrador del lugar, Rómulo Moncada, me topé con Christian Azuaje, un pana de Caracas al que tenía años sin ver, quien resultó ser el barman de turno –y segundo en el ranking de los “chicos guapos”- en ese momento y que, mientras me preparaba uno de los tragos más populares del lugar, tres chicas venezolanas reían tímidas ante las indirectas y los comentarios de un grupo de alemanes –más arios que el carrizo- que no podían quitarles los ojos de encima.
Más allá de la agradable interacción entre sus visitantes y de su filosofía #NoProblem, detrás del mood chill de “Gramabar” hay una carta cuidadosamente pensada para complacer a todo tipo de público. De esta manera, tanto el sevillano que tiene 5 años viviendo en la ciudad con su novia maracucha, como el argentino que vino a hacer un curso de verano y terminó declarándose celiaco empedernido, podrán encontrar dentro del menú algo que se ajuste a sus paladares.
Esto demuestra que tanto Rómulo como su equipo son capaces de romper las barreras clásicas de la cocina ibérica, cuando se trata de complacer a sus clientes. No importa si “todos tienen alergia al gluten en un país donde el 90% es pan”. Todo dentro del marco del “kilómetro cero”, ya que a excepción de unas pocas cosas, toda la materia prima la obtienen dentro de la comunidad de Madrid.
Si algo revela lo dicho previamente es que la capacidad emprendedora del venezolano no conoce límites geográficos. La habilidad de amoldarnos a nuevas circunstancias, por más diferentes o adversas que sean, es algo por lo que somos reconocidos en el mundo y que sin duda debemos aprovechar cada día más. Sobre todo si en el camino tendemos puentes con otras culturas con diferentes hábitos de los cuales podemos aprender.
“…Todos los elementos que lo hacen acogedor y único han sido recuperados en su mayoría del que ahora va a ser el C.C Sambil Madrid”, aseguró Rómulo Moncada. Por tal motivo, no me sorprendió saber que otro de los cimientos sobre los que se yergue @gramabar sea el del reciclaje. Un gran porcentaje de la utilería y mueblería del lugar es de segunda mano. Desde la madera de la barra hasta las lámparas industriales que cuelgan del techo.
Si todo lo anterior aún no los anima a visitar este Césped-Bar –curiosamente los españoles no utilizan la palabra “grama”- en la conocida Calle Preciados en Callao, entonces estoy seguro que al ver la variedad de cócteles que ofrecen se terminaran de convencer. Yo he probado desde el mojito de patilla, hasta la refrescante jarra de tinto de verano y aún no sabría decirles cuál es mejor.
De hecho, pensándolo bien creo que debo ir nuevamente a “Gramabar” y salir de dudas. Es más, les propongo algo, coméntenme si se acercan a Madrid en estas vacaciones de verano y así vamos juntos a probar la piña colada, por decir un ejemplo más, ¡o mejor! un “Papel-Ron”, sí, ese que según Moncada, es el trago por excelencia del lugar. ¿Qué me dicen, comprobamos juntos si los chicos son más guapos después del tercer trago?
Para cualquier contacto o propuesta pueden escribir a: info@gramabar.com
Fuente El País
Originally posted 2016-07-13 14:52:50.