Eloísa Maturén: “Sabía que sería un reto pero decidí confiar en mí”

Ser dirigida por Paolo Sorrentino sería un sueño absoluto para Eloísa Maturén. La bailarina descubrió –tardíamente, lo reconoce– pasión por la actuación, lo que la ha llevado a otros escenarios. Volvió al país por unas semanas para participar en una serie de televisión y formó parte del elenco de Tal vez tu sombra, dirigida por Fernando Azpúrua.

—¿Cómo encontró al país?

—Los primeros días me pegó ese toque de queda autoimpuesto y sentía esa paranoia. Tenía un año sin venir y el cambio ha sido profundo. La gente en la calle tiene esa hostilidad del que está prevenido de que algo malo puede pasar en cualquier momento. Además, está el tema económico. Esta visita fue una experiencia dulce y amarga porque he recibido la inspiración de quien no se rinde, pero también la frustración.

—¿Cómo es la conexión de su hijo con Venezuela?

—Es importante que no sea solo historias que le cuentan sus papás. Estuvo en Caracas conmigo tres semanas y caminamos por la ciudad. Queremos que Martín se sienta venezolano y desde lo gastronómico lo logramos: ama la cachapa, la arepa, el Toddy, el queso  telita.

—¿De qué manera ha manejado el divorcio de Gustavo Dudamel?

—Es la primera vez que vengo al país después del divorcio. No me molesta hablar de ello porque hemos encontrado un balance, los dos estamos de acuerdo en que la mejor vía es la amistad. Gustavo se ha acercado a Martín y los dos han estrechado esa relación padre-hijo. Él es un padre extraordinario.

—¿Cuándo se enamoró de la actuación?

—El primer día en el set de Liz en septiembre, cuando escuché decir ‘acción’ me cambió la vida. Era el ave fénix y había renacido. Sabía que sería un reto, pero decidí confiar en mí y en quienes me han animado.

—¿Ha sido difícil tener un espacio en Los Ángeles?

—Llegué con la idea de aprender. He estado dedicada a la Academia Stella Adler de Hollywood. Hace unos meses definí la estructura de un manager y agente, pilares para las audiciones. Y voy acercándome a las salas, he hecho algunos castings. No me agobio con ese asunto. La actuación es un trayecto arduo, pero lo vivo con mucho agradecimiento porque la vida me ha dado la oportunidad de encontrar esta vocación.

—¿Dónde deja la danza?

—Siempre está ahí. Es mi gran amor. Cuando no puedo hacer danza, bailo merengue o salsa en mi casa. Ahora estoy aprendiendo tango. Es muy importante mantenerme conectada con mi cuerpo.