regreso, Verónica Schneider, Venezuela
Dos veces se ha alejado de las pantallas, pero su nombre y rostro siguen grabados en el recuerdo del público, un mérito ganado a pulso de perseverancia y pasión por el oficio de la actuación. Aquí comparte el anecdotario de la maternidad y revela detalles de su retorno con un proyecto internacional
Hacer las maletas esta vez le dejaba un sabor amargo. Para la ex miss y actriz Verónica Schneider no se trataba de una estadía temporal en la cosmopolita Nueva York o en una ciudad europea por mera aventura o para acompañar en algún proyecto profesional a su esposo, el conocido modelo Enrique Palacios. “Emigrar es una de las cosas más difíciles que a uno le puede tocar. Yo lloré mucho y mi esposo me decía: ‘¿Por qué lloras tanto, si no es la primera vez que vivimos fuera de Venezuela?’ Es que nunca me había ido pensando que a lo mejor no podía regresar”, recuerda sobre aquella mudanza a la ciudad de Miami hace tres años.
En los últimos años, felizmente, había dedicado la agenda diaria a sus hijos, Sarah y David, pero también surgió la necesidad de retomar la carrera actoral que iniciara poco después de regresar del Miss Mundo 1998 en las islas Seychelles, que la convertiría en uno de los rostros más conocidos de la pantalla nacional, con producciones como Mambo y canela, Los declaro marido y mujer, Engañada y La viuda joven. “Creo que yo misma llamé esta oportunidad con la mente y el corazón. Entre una cosa y otra posponía el hecho de salir a trabajar, pero no tienen idea de cuánto lo deseaba. La felicidad se me sale por los poros. Muchos me preguntan si me hice algo distinto y yo les contesto que es lo contenta y bendecida que me siento. Estoy muy feliz de volver a hacer lo que quiero”, expresa una emotiva Schneider sobre su más reciente proyecto, una serie que se verá en las pantallas de Telemundo Internacional.
No son muchos los detalles que puede revelar, pero se refiere a su personaje como una mujer bastante distinta a sí misma. “Le estoy dando un vuelco que a lo mejor no estaba pensado, pero veo que la propuesta ha gustado tanto que, de alguna manera, me compraron la idea. Mi personaje tiene bastantes nudos internos, que no son explícitos en el texto pero tengo que manejar. Es un trabajo actoral muy interesante porque, más allá de lo que dice o le ocurre, es mucho lo que ha vivido internamente, lo que hay dentro. La gente va a percibir que algo pasa en esa mujer”, describe de una serie en la que, asegura, no existen los típicos buenos o villanos sino personajes reales. “Le va a llegar al corazón de la gente. Quedé impactada del avance de lo que se está haciendo”, revela acerca de la producción cuyo set se ha convertido en un reencuentro de afectos y compañeros de la televisión venezolana, entre camarógrafos, técnicos, actores y directores. “Estoy tan feliz de encontrarme con gente que quiero, esto ha sido un reencuentro hasta conmigo misma”.
De los números a la actuación
Entre aplausos y vítores, la esbelta Miss Monagas 1997 se dispone a contestar la pregunta de uno de los anfitriones de la noche más linda, Guillermo Dávila: Si te tocara dar un mensaje al mundo el primer día del siglo XXI, ¿qué le dirías a la humanidad? La respuesta de la entonces estudiante de computación en la Universidad Central de Venezuela le mereció un lugar en el cuadro final e inició una sucesión de oportunidades, entre ellas las de animar un programa de variedades y, posteriormente, participar en series y novelas de Venevisión.
“Considero que me he mantenido fiel a quien soy desde ese comienzo en el Miss Venezuela, cuando a pesar de que era una niña tenía los pies muy bien puestos sobre la tierra. Creo que ahora me divierto un poco más, no le doy tanta importancia a cosas que no la tienen, sigo siendo en esencia la misma, pero comprendo la vida con una visión más amplia de que no hay que ser tan severo en algunas cosas. Agradezco haber sido así a mis 18 años porque me llevó a vivir una vida como siempre la quise, centrada, con los valores que mi mamá me enseñó; la sigo viviendo así, pero con mucha más soltura, más alegría”, afirma.
Fue precisamente en el mundo del modelaje donde conoció a su actual esposo, el modelo Enrique Palacios. Su primera pausa actoral sucede en 2007, precisamente para contraer matrimonio con el padre de sus dos pequeños, Sarah y David, un tiempo que, asegura, le sirvió para formar las bases sólidas de su familia. Dos años después del nacimiento de su hija y residenciada en la ciudad de Barcelona, en España, recibió la anhelada propuesta para volver a la pantalla, esa vez con La viuda joven, proyecto tras el cual se dedicó a tiempo completo a la maternidad de su segundo bebé, actualmente de cuatro años de edad.
“Doy gracias a Dios por cada uno de esos días, fueron bendecidos. Para mí, estar al lado de ellos ha sido lo mejor y creo que es un sueño cumplido. Cuando anhelaba tener hijos siempre decía que quería dedicarme a los primeros años de su vida”. Explicar sobre el nuevo trabajo a su pequeño David, el más renuente a que mamá ya no lo busque con frecuencia en el colegio o pase todo el día a su lado, sigue siendo una tarea constante para la actriz, que concibe estos cambios como despertares que recuerdan la importancia de los momentos cotidianos. “Creo que las cosas que te pone la vida en el camino son para aprender, por eso cuando algo me está pasando suelo verle el lado positivo. A lo mejor no voy a estar con mis hijos todos los momentos, pero cuando estemos juntos los vamos a disfrutar y a agradecer”.
“Bendición” es la palabra que suele repetir Schneider a largo de la conversación. Ser recordada, pese a no estar presente en las pantallas por un tiempo, es algo que agradece. “Cuando publiqué en Instagram la foto en la que firmaba el contrato y anunciaba el regreso, recibí una infinidad de mensajes llenos de amor de personas que realmente se alegran por ti aunque no te conozcan personalmente. Creo que mi nombre se les ha quedado porque lo que hago en la vida está lleno de entrega y respeto absoluto y la gente percibe esa autenticidad. Hoy, cuando las redes sociales son como un medidor, resulta que mientras más auténtico, humano y menos posado te muestras el público lo agradece más. Percibo que de alguna manera se siente la entrega y el respeto con el que te has dado a tus personajes para que traspasen las pantallas y toquen el corazón de las personas”.
En Instagram: @veroschneider
Fuente Todo En Domingo
regreso, Verónica Schneider, Venezuela