El despertar de Laura Chimaras

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Desde muy joven, la hija del recordado actor Yanis Chimaras se hizo notar en las pantallas, en las que ha dejado que el talento hable por ella. Este año presenta su primer libro,  Pasiones narcóticas,  estrenándose en una faceta de la que se confiesa apasionada y que asegura haberle cambiado su perspectiva de la vida

Apenas salen los primeros rayos de sol y un post en Instagram revela la ubicación de Laura Chimaras. Sentada en la arena, descalza y sosegada, capta el amanecer antes de que comiencen a concurrir los madrugadores fitness a la locación de su sesión de fotos. Quizás la Laura de hace un año se hubiera preocupado por los horarios y una agenda repleta de diligencias, pero esta nueva versión —o al menos la que intenta mejorar todos los días—, juguetea con las olas y solo se inquieta por haber olvidado su traje de baño para aprovechar un chapuzón.

Esta transformación, reconoce, es un compendio de varios cambios que conllevó su mudanza a Estados Unidos. Específicamente a la ciudad de Miami, de la que aún intenta enamorarse tanto como de la colada cubana. “Sin nada, en un país nuevo, sin pareja, mi familia no estaba; literalmente, estaba conmigo misma. Yo siempre me refugiaba en el día a día, el trabajo, la lectura”, un hábito infundido por su padre, el recordado actor Yanis Chimaras, que acostumbraba dejarle un libro sobre su mesa de noche para leerlo en no más de 15 días. “Cien años de soledad fue el primero que me pidió leer; para él era muy importante nutrirse, culturizarse todos los días”, afirma la actriz en cuyo proceso de introspección descubrió una obsesiva pasión por la escritura que comenzó con textos personales e incluso descabellados solo para su propia lectura, para luego compartirlos tímidamente en su página web y ahora en el libro Pasiones narcóticas que estará en el mercado este año.

“Empecé a desarrollar que cada cosa que entre en mi mente se me convierta en letras. Cómo explicarlo, no lo sé. Ya no soy de tomar una foto, yo fotografío con mi mente, porque eso me ayuda a escribir con más claridad y fluidez. Toda la vida he leído mucho, pero de ahí a incursionar en el mundo literario, siempre le he tenido mucho respeto, el miedo que se le debe tener. Hablo de mi primer libro como algo empírico porque ahora es cuando voy a empezar a tomar todo el contenido que pueda para comenzar a nutrir esto. No quiero ser la niña bonita que saque un libro, quiero hacer algo que trascienda, que no sea normal, y así como deseo hacer cine y seguir creciendo en la actuación, sueño con tener tres, cuatro, cinco libros y que uno de esos sea mi película… ya la escritura es mi plan de vida”, enfatiza Chimaras.

Y aunque gran parte de sus escritos se basan en personajes fantasiosos y mágicos, la actriz pone un toque personal a su primera publicación con un mensaje final para los lectores: la importancia del desapego. “Si un ser humano no tiene apego a lo material le va a empezar a ir bien en su vida, pero sobre todo debe alejar las adicciones y buscar una pasión, porque sin ella no tiene sentido la vida. Escribir me cambió hasta el pensamiento: ya no pierdo el tiempo, hago lo que siento, si no es así, te caiga mal o bien, no lo voy a hacer, nada me molesta ni me perturba. Cuando tienes conciencia de que todo lo que te mandan ahorita es una lección para que aprendas, y para que evoluciones, ni lloras”, agrega la joven, que también atribuye mucho de su nueva filosofía de vida a la práctica de la meditación, un hábito de su padre. “Veo todo distinto, la energía que corre en mi casa es diferente. Sacas a personas de tu vida y entran las correctas, con tu misma forma de pensar, y es algo tan bonito. Mi vida es otra y eso se llama tener claridad, entendimiento, el trabajar tu ser, el saber realmente cómo funciona el universo, cómo cada uno tiene a Dios en su vida. Ahí te das cuenta de que no hay por qué estresarse tanto, no hay que darse mala vida”.

Extrañando a papá

Aunque físicamente parecida a su madre, Chimaras tiene una conexión especial con su padre y mentor artístico, que tanto le emociona como sorprende. En las noventa páginas de Pasiones narcóticas comparte textos de variadas temáticas que abarcan la adicción, la sexualidad y espiritualidad, pero además un capítulo titulado “Drenando con papá”, en el que ensaya conversaciones sobre sus vivencias y sentimientos con el actor, fallecido hace diez años.

“Me cuesta muchísimo. Con mamá es un poco más simple, pero a la hora que me toca escribir de mi papá, aunque ya siento que lo sané, entro en emociones, ya que es encontrarme con una persona a la cual yo no sabía que me parecía tanto en cualquier cantidad de cosas, desde el cómo puedes apretar el tubo de la pasta de dientes, la música que necesito, el encender mi vela todas las mañanas, a pesar de que viví con él hasta los 15 años y no tengo conocimiento de su día a día. Mi mamá me dice: ‘No puedo creer que te parezcas tanto a tu papá’. Todo eso lo escribí aunque no completamente, quizás el segundo libro sí me deje fluir un poco más, pero los dos o tres escritos que tengo de papá son puntuales y muy intensos”.

Su pasión por la escritura también la conecta con él, autor de varias canciones y escritor de la obra teatral Sueños, y una vida portátil, en cuya adaptación para monólogo ya trabaja Chimaras. Se está alistando para estrenarla este año en escenarios internacionales. “Él me enseñó muchísimas cosas, me hablaba de las que iban a pasar y de las que me pueden estar pasando, y cosas también de la realidad de este medio. Me decía que como actor uno puede manejar un ego positivo, que es darte tu puesto, pero aquel en el que te crees más que el resto, es el que está mal. No hay que perder la calidad humana”, agrega. Llevar el apellido del primer actor fue más que un reto en su primera protagonización poco antes de cumplir la mayoría de edad. El dramático Libres como el viento, que sucede a varias participaciones en series juveniles y dramáticos nacionales, fue una experiencia que asegura haber disfrutado pese a las 15 horas de trabajo diario y de la que hoy, afirma, conserva con el actor Jonathan Montenegro una hermandad como pocas se suelen mantener en el medio.

A su currículum profesional no ha dejado de sumar aciertos desde ese momento en las tablas y en dramáticos nacionales como El árbol de Gabriel y Virgen de la calle, y posteriormente fuera de Venezuela, con la obra teatral bilingüe My Latino Gay Wedding, la participación en la segunda temporada de la serie La fan de Telemundo, en la que interpreta a la alocada y platinada Renata, y en la que coquetea con la comedia; y una reciente participación en su primer corto en inglés When Will I Love, una oportunidad que, asegura, le acerca a su papel más añorado. En este proyecto da vida a Verónica, una joven rebelde, alcohólica y con pronóstico de solo diez días de vida luego de ser diagnosticada con una enfermedad, un papel que logró mover sus fibras.

El cortometraje fue rodado en Los Ángeles, estará disponible a través de plataformas digitales y participará en varios festivales internacionales a los que pretende asistir pese a su agenda de trabajo de este año, que incluye la gira del libro en Estados Unidos, Colombia, México, España y Venezuela, que se complementa con varias conferencias motivacionales. También la espera la filmación de dos películas en español, una de ellas de producción venezolana en la que interpreta a Gabriela, uno de los tres roles principales; entre otros proyectos televisivos que espera confirmar mientras planifica una escapada a Europa que nutra su siguiente proyecto literario, posiblemente una novela. “Siento que en un año he aprovechado el tiempo, por eso, porque me da miedo perderlo. Un día de descanso se convierte en un tiempo para correr, escribir, no puedo estar un día sin que cuente. Esta es la Laura de verdad, la que no puede parar, la frenética”.

Sin guión

¿Un lugar al que siempre regresa? 

La playa.

¿Su mayor temor?

Perder el tiempo.

¿Su lema de vida?

Sentir todo lo que hago. Lo que no es así, simplemente lo evito.

¿Un talento desconocido? Nunca me pasó por la mente escribir. Y me causa mucha curiosidad cómo puedo hablar de temas que no he estudiado. A veces me siento a hablar de algo y cuando termino digo: ‘¿En qué momento llegué a esa profundidad?’.

¿El consejo más útil que le han dado? Mi papá todos los días me decía que tenía que nutrirme, culturizarme, pero me insistía constantemente en que no perdiera la calidad humana, que él tenía, y que sospechaba se pierde en este oficio.

Fuente Todo En Domingo

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