La venezolana María Fernanda Di Giacobbe es uno de los veinte chefs del mundo seleccionados para optar al prestigioso laurel.
“Es una energía maravillosa”, dice María Fernanda Di Giacobbe al referir las innumerables felicitaciones y expresiones de afecto que llegan desde diversos rincones de Venezuela y del planeta. Cuando el pasado 26 de mayo en Nueva York fueron anunciados los 20 finalistas del Basque Culinary World Prize, el nombre de la caraqueña, de espíritu templado como el buen chocolate, relumbraba cual anuncio de neón.
El BC World Prize fue creado por el Basque Culinary Center para premiar a cocineros que demuestren el poder transformador de la gastronomía en una sociedad. El nombre del ganador –que recibirá 100.000 euros para un proyecto de su elección– se conocerá en el mes de julio. Entre 110 nominaciones de todas partes del mundo se escogió una veintena de cocineros cuyo hacer solidario fue evaluado por un comité presidido por Elena Arzak. En esta reñida fase del proceso, la venezolana resultó elegida por sobrados méritos.
Desde sus primeras experiencias como restauradora al frente de La Paninoteka o, más recientemente, Vinósfera, Di Giacobbe ha tenido como lema que el trabajo en colectivo es la única vía para convertir ideas en realidades. En su encuentro con los legendarios cacaos que le han dado fama a Venezuela comprendió que la riqueza de estos frutos no residía solo en sus propiedades organolépticas, sino en el universo de posibilidades que podían abrir a pequeños agricultores para mejorar sus condiciones de vida.
A través de proyectos como Kakao, Bombón, Cacao de Origen, San Benito, y estableciendo alianzas con la Universidad Simón Bolívar, la Asociación Trabajo y Persona, y el Fondo Social Miranda, por citar algunos, Di Giacobbe ha desarrollado programas de capacitación para los productores que les permiten conocer y obtener la mejor expresión de los cacaos de esta tierra. La promoción de emprendimientos alrededor de la manufactura y comercialización del chocolate ha ayudado a cientos de personas a sentir confianza y un renovado respeto por lo que hacen. En los últimos años, iniciativas lideradas por nuestra Embajadora del Cacao han hecho posible que humildes venezolanas adquieran los conocimientos para recuperar especies originarias y transformar las semillas del proverbial fruto en bombones rellenos de criollos dulces, o en tabletas de chocolates con registros sorprendentes.
María Fernanda Di Giacobbe encarna, en toda su dimensión, el rol de la cocinera del siglo XXI. Desde hace mucho tiempo, su accionar traspasó los límites de la cocina para dedicarse a construir conjugando en plural. La satisfacción de convertir semillas de cacao en un bombón o en una tableta, llega a su máxima expresión cuando constata los logros de todas esas mujeres, convertidas en flamantes emprendedoras del chocolate que, al igual que ella, ahora solo piensan en futuro.
Cocina en clave académica
El Basque Culinary Center tiene como objetivos formar, investigar, innovar y promover la gastronomía y la alimentación. Su visión vanguardista apunta a graduar profesionales de la alta cocina con vocación de compromiso social, y a realizar proyectos de investigación e innovación que promuevan negocios y emprendimientos gastronómicos y de restauración.
En San Sebastián se localiza esta institución académica integrada por la Facultad de Ciencias Gastronómicas de la Universidad de Mondragón, y por el Centro de Investigación e Innovación Interdisciplinar. Cuenta con un consejo asesor internacional compuesto por los chefs más destacados del mundo y presidido por Joan Roca.
La oferta educativa del BCC consta de un grado universitario en Gastronomía y Artes Culinarias con tres especializaciones: Vanguardia Culinaria; Innovación, Negocios y Emprendimientos; e Industria Alimentaria. A ello se suman siete maestrías y varios programas dirigidos a profesionales y entusiastas.
Más allá de las hornillas
I. D. G.
No se trata de una moda, ni de un fenómeno mediático. Los cocineros del siglo XXI han ampliado y diversificado los alcances de la profesión y la asumen con un alto sentido de compromiso, liderando proyectos en beneficio de las sociedades a las cuales sirven.
Son muchos los chefs de alta cocina que se suman a este movimiento en el mundo. En América Latina, los ejemplos sobran. Gastón Acurio ha sido pionero en proclamar el papel de la cocina como herramienta de transformación y superación social en Perú. El chef y emprendedor David Hertz creó Gastromotiva y se sitúa a la cabeza del Movimiento de Gastronomía Social en Brasil. Kamilla Seidler y Michelangelo Cestari combaten en Bolivia la exclusión social formando jóvenes cocineros en el restaurante escuela Gustu, mientras el chileno Rodolfo Guzmán trabaja con comunidades indígenas para concientizar e impulsar cambios en patrones de consumo.
Hace poco, el gran cocinero Michel Bras declaró: “Son sabios los chefs de este tiempo; finalmente entendieron la esencia de todo: que la cocina es la vida misma. Casi todos los que conozco con esa vocación, están en Latinoamérica”.
Fuente El Nacional / El Nacional Web
Originally posted 2016-06-07 17:52:17.