El Ateneo de Caracas cumple 85 años

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La institución promotora de la cultura en Venezuela, presidida siempre por mujeres, ha sido desde su inicio una voz de la capital. A veces aguda, a veces grave. Tras su creación en 1931 -en medio de la dictadura de Juan Vicente Gómez- su tono ha conciliado con el país manteniendo un diálogo permanente. Hoy su sede ha vuelto a una casa, su génesis.

El arte hecho -y recibido- en Venezuela se ha visto a través del Ateneo de Caracas. Es así desde hace 85 años, cuando la institución fue creada en 1931.

«Desde entonces, Caracas ha tenido una voz desde nuestra casa», dice Vilma Ramia, actual directora ejecutiva del Ateneo, quien enumera a modo de inventario algunos episodios emblemáticos de un ente que ha ido a la par de un país y de sus transformaciones.

«La ciudad tiene la huella de aquellos festivales de teatro con actividades de calles gratuitas -menciona Ramia-, además de las grandes convocatorias de música latinoamericana». Son solo dos episodios irrepetibles en la Venezuela de hoy que en aquel pasado sirvieron, también, para que la institución cultural dejara fijado su pensamiento.

Ciertamente, el Ateneo ha sido una suerte de muralla contra la tropelía. Es parte de su justificación. Vilma Ramia saca a relucir una historia lejana sobre la creación de la entidad.

«Nuestra institución surge en medio de la dictadura de Juan Vicente Gómez», especifica. «Entonces, un grupo de intelectuales se reunía para leer y discutir ideas y a esa congregación decidieron llamarla República Libre de Intelectuales que luego formalizaron como el Ateneo de Caracas, siendo María Luisa Escobar su primera presidenta»

Han sido, de hecho, puras mujeres quienes han ejercido la presidencia. Anna Julia Rojas, Alicia Larralde, Ana Mercedes de Morales, Carmen Boza, María Teresa Castillo y Carmen Ramia.

«Con la llegada de María Teresa Castillo, en 1958, en aquel año de la caída del mandatario Marcos Pérez Jiménez, estábamos en las casitas del centro de Caracas y fue ella quien consiguió la casa emblemática en la plaza Morelos».

Es tal vez la sede más recordada porque, entre otros detalles, fue reconvertida en una estructura pensada para esos fines por el arquitecto Gustavo Legórburu e inaugurada en 1983. Luis Herrera Campíns volvía a hacer historia al ceder en comodato esos terrenos.

Sin embargo, en 2009, por mandato de Hugo Chávez, presidente de turno, el Ateneo debió cerrar las puertas de ese edificio con estética industrial. «La última función que realizamos en esa sede, precisamente el 28 de junio, día nacional del teatro, fue con la obra Cuando Quiero Llorar no Lloro, de Miguel Otero Silva. Nunca volvimos al edificio, el gobierno no nos dio tiempo para bajar nosotros mismos el nombre del Ateneo, lo hicieron los funcionarios oficiales».

En respuesta, el artista Pedro León Zapata dedicó una caricatura desafiante: «Los enemigos del Ateneo como que creen que toda la cultura es mocha». Y enseguida se dieron espectáculos en protesta. Ateneos a las consecuencias fue uno de estos. ClaudioNazoa, Laureano Márquez, Emilio Lovera y Violeta Alemán se unían para darle forma teatral a ese montaje.

Pero hubo más. Vilma Ramia recuerda representaciones diversas a favor del Ateneo en el Aula Magna de la UCV, en el teatro Santa Rosa de Lima, en la sala Cabrujas y en el auditorio de la escuela de Farmacia. Volvieron a escena Monólogos de la vagina y El día que me quieras. Los artistas salían a defender una casa que, de momento, quedaba en un limbo.

«Tuvimos varios meses sin sede, con las cosas guardadas en residencias de amigos y en galpones. Eran 78 años de historias guardados en cajas, sacadas al apuro de lo que había sido nuestra casa».

En la actualidad, el Ateneo funciona en una casa conseguida, nuevamente, en comodato, en la que han ido adaptándose al lugar. Poco a poco se ha convertido en sitio de reencuentro, donde la gente se comunica sin el vértigo del país sino en la reflexión del arte y en la búsqueda de un pensamiento que, como en el principio, ha pretendido ser crítico y de elevación humana.

«El Ateneo siempre ha sido combativo, siempre se pone de pie, siempre sale hacia delante», suspira Vilma Ramia. «El Ateneo no olvida que auspició el surgimiento de la Asociación Venezolana de Periodistas y que desde su sede, donde se expusieron habitualmente las obras de artistas como Armando Reverón, Francisco Narváez y Federico Brandt, también se propuso la aprobación del voto femenino».

Cuando a Vilma Ramia se le pregunta sobre la actitud «combativa» del Ateneo en estos tiempos, dice que, como en aquella casita del centro de Caracas del año 1931, la institución que promueve las artes venezolanas sigue siendo la «resistencia», la «dignidad» y el «arte mismo». «Somos un espacio para la creación, la concordia y la confrontación del pensamiento».

Fuente Estampas

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Originally posted 2016-10-25 20:49:17.