Donaldo Barros, Bután, Fotográfo, venezolanos en el exterior
El fotógrafo y conferencista relató al equipo de El Nacional Web cómo, a través de la fotografía, aprendió a no subestimar nada de lo que se encuentra en el camino.
En un viaje a Asia de 21 días, Donaldo Barros, comunicador social venezolano, se convirtió en el primer fotógrafo que obtuvo los permisos para fotografiar y homenajear la belleza cultural de Bután. Este viaje fue posible gracias a la Fundación internacional Choki, una organización sin fines de lucro, dedicada a la preservación de las culturas de la Antigüedad para el beneficio de la humanidad.
Barros describió en exclusiva para El Nacional Web que la experiencia de estar en Bután fue “brutal”. Muchos de los lugares que visitó jamás habían sido fotografiados. Este viaje representó otro gran reto para el venezolano, debido a que Bután es un destino turístico inaccesible, se necesitan muchos permisos del gobierno para hacer lo que él hizo. “Tuve acceso, a través de Choki, a muchas partes de Bután para introducir al mundo en lo que hacen en Bután, culturalmente hablando”.
“Lo que más me llenó de este viaje fue ver la simpleza de la gente, estar en El Himalaya y darte cuenta de que ellos con poco tienen mucho y que a veces uno con muchísimas cosas siente que tiene tan poco, es una comparación interesante de estilos de vida”, destacó.
A su juicio, las personas están buscando que la simpleza que los caracteriza esté acompañada de facilidades: transporte, alimentación y comunicaciones.
Ir a sitios recónditos le pareció una locura, aseguró que culturalmente hay muchas personas con la mente abierta para aprender, nunca se impusieron culturas. “Yo fui con toda la humildad del mundo a aprender de ellos”.
“Estando allí la opción más inteligente, divina y enriquecedora es abrirte a su estilo y a sus costumbres para absorber lo que verdaderamente tienen”, añadió.
La aventura
De esos 21 días, se quedó tres días y dos noches en el monasterio Nalanda, un paso más de su recorrido. Su experiencia con los monjes fue buena, estaban dispuestos a aprender y a enseñar sin imponer ideas budistas.
Había huellas de osos en el piso, para ir de un pueblo a otro tenían que ir caminando durante unas seis horas.
“No me faltó conocer nada porque conocí lo que podía conocer, en esos sitios vas a conocer más la esencia que los lugares en sí”, dijo.
“Ponte pa´ la foto”
La fotografía nació sin que Barros se diera cuenta, desde pequeño se llevaba su cámara a todos lados y tomaba muchas fotos mientras compartía con su familia y amigos, pero no pensaba en dedicarse a eso. “Siempre fui ese fastidioso de ponte pa´ la foto, vamos a tomarnos una foto. Y todo el mundo como que ‘cónchale, otra vez Donaldo con sus fotos”.
Su papá le regaló su primera cámara, una Canon A1. Su familia es artista y a través de la fotografía él expresa lo que siente y “eso es arte».
Sobre su estilo fotográfico, aseguró que le encantan las líneas, la profundidad, las fugas, los barridos y el movimiento. “Me gusta jugar con la mente de las personas, darle un sentido distinto a lo obvio. Me gusta recrear e inventar”.
Otro estilo que lo “enamora” son los retratos, aseveró que la fotografía es tan amplia que cuando la persona sabe usar su elemento, tiene libertad de jugar varias “posiciones en el campo”.
“De una manera muy genuina, muy orgánica y muy simple han sucedido las cosas”
Presentó durante tres meses la Exposición Bailando sobre Caracas en la Galería Utopía: una de las más importantes actualmente en Venezuela y el mundo. Le dieron dos pisos de la locación para colgar sus imágenes, fue el primer fotógrafo. A través de esta oportunidad lo llamaron este año de la Fundación Benetton de Italia, para colocar una de sus obras en el próximo catálogo, con la inclusión de Venezuela como el país 55 de la edición.
“Hay tantas historias como personas en el mundo”
Cuando estaba en la universidad le mandaron un trabajo de tema libre como evaluación final, eligió hacerlo de mendigos, pese a que el profesor le dijo que ese tema no estaba permitido en la institución porque los alumnos buscaban vender el dolor ajeno a través de la imagen. “Fui y lo hice, caminé toda Sabana Grande con mi cámara, luego desde Chacaíto hasta Bellas Artes. Me quedé hablando con muchos mendigos, artesanos y personas que vivían en la calle”.
La experiencia que vivió lo hizo llevarse una sorpresa particular, además de salir bien en su trabajo final, se dio cuenta de que de alguna forma tenía cosas interesantes para la fotografía, pero no le dio importancia.
“En ese momento entendí que no tenemos que estar subestimando nunca a nadie. Ya venía con el rollo de que en las colas de la universidad me preguntaba quiénes eran las personas que vendían chucherías en la calle, quiénes eran las personas que manejaban sus carros hacia la universidad, si algunos cantaban, si gritaban porque había mucho tráfico. Solo pensaba en conocer más sobre esas personas, sabía que tenían una historia, un nombre y un apellido”, relató.
Desde ese momento nació Historias de un Vecino, “sin querer”. A Donaldo Barros le gusta comunicar y que la gente deje de subestimar lo que se encuentren en el camino para que sean más humanos, más humildes. “Hay que entender que somos parte de algo y todo lo que hacemos tiene consecuencias”.
“Desde que hice ese trabajo de la Universidad Santa María en 2004, me da nota conocer y dar a conocer la vida de quien se me sienta al lado”, agregó.
Para él todas las historias tienen algo bonito, algo que marca, pero lo que considera más bonito es que son historias normales, simples.
“Las pocas cosas que leí de Alejo Carpentier me enseñaron que lo real es maravilloso, que es cuestión de tener la sensibilidad de verlo. Yo soy de los que está siempre con el corazón abierto para entender que siempre te puede cambiar la vida, siempre. Siempre puede haber algo que te sorprenda y eso es Historias de Un Vecino”, sostuvo.
“Cuando salió el Instagram empecé a publicar las historias y tuve un feedback bastante positivo, un amigo que se llama Ernesto Borges, que hoy en día es fotógrafo, me dijo ‘brother tú tienes ojo para la fotografía, cómprate una cámara’. Yo le dije ‘no vale, yo estoy bien con mi celular’ y él me dijo cómprate la cámara. Le hice caso y me compré la cámara, él mismo me hizo el carrito en un portal especializado para cámaras y compré”, acotó.
Desde ese momento dejó de tomar fotos con el celular y empezó a practicar con la cámara mientras fotografiaba a su perro Lucas. Como su estilo es manual y su mascota es inquieta, se veía obligado a ser versátil con la cámara.
“Hago lo que me da la gana, tomando en cuenta que soy parte de un contexto”
Donaldo Barros se define como una persona que hace lo que le gusta, no piensa en que lo que hace debe agradarle a los demás, con que él se sienta bien basta, a pesar de estar consciente de que es parte de un concepto.
Además de ser fotógrafo y amante de los animales, ha tenido oportunidades importantes como conferencista. Fue vocero de Paz de Naciones Unidas, en 2010 participó en Tevez Tepuy y en 2015 en Tevez Universidad Monteavila.
Es parte fundamental de Futuros Vinotinto, con quienes tiene una academia y un campamento vacacional desde el año 2006.
Relató que una de las experiencias, a nivel de conferencias, que le generó mayor ansiedad fue participar en la segunda edición de Pechakucha Night en Caracas, porque además de tener el honor de ser el último ponente, el reto era transmitir en 6 minutos con 20 imágenes, que trascurrían cada 20 segundos, un mensaje constructivo para aportar a la mejora de Venezuela.
“Fue brutal, la gente se conectó. Lo más bonito de todo es que conectó las conferencias con lo que me gusta”, comentó.
Donaldo Barros se siente una persona libre porque respeta los pensamientos de los demás, siendo libre hace lo que le gusta y haciendo lo que le gusta está feliz y tranquilo porque le ha ido bien.
Fuente El Nacional / El Nacional Web
Donaldo Barros, Bután, Fotográfo, venezolanos en el exterior
Originally posted 2016-08-01 20:06:25.