Deynis Luque, silencio, bailrín venezolano, bailarín sordo, vibraciones de la música
La yema de los dedos son los tímpanos de Deynis Luque. Él mejor que nadie sabe que el sonido, al fin y al cabo, no es materia, sino energía que vuela en el aire y pone a vibrar los objetos. Por ello, para danzar y crear coreografías toca las vibraciones de la música en las cornetas, en las paredes y el piso. El tacto aviva su universo creativo en silencio, y tal energía es transformada en color, luz, textura, sabores y hasta paisajes.
Es así como, aunque parezca impensable, teniendo una sordera absoluta de nacimiento, es bailarín y coreógrafo desde hace una década, en Danzaluz, una de las agrupaciones de danza contemporánea más destacadas de la región. Bastó la agudeza de todos sus demás sentidos para mirar bien, sentir el vibrato musical en su cuerpo y repetir los movimientos de su maestro Hugo Barboza, en sus inicios (2006). Así se convirtió en el único bailarín Sordo de Venezuela.
“Pero yo no quería quedarme solo con bailar. Siempre ambiciono más. Por eso quise también crear mis propias coreografías”, contó a través del intérprete de señas Zuinglio Campos.
“Al principio buscaba a compañeros bailarines y coreógrafos que me dijeran cómo era la música que iba a coreografías, si era romántica, violenta, misteriosa. ¿Qué transmite? (preguntaba) para ir creando líneas de movimiento que expresaran lo mismo que el ritmo, siempre a partir de mi propio alfabeto, que es el lenguaje de señas, pero trasladado a todo el cuerpo. Hay muchos pasos de mis coreografías que tienen significados en lenguaje de señas”.
Así creó Deynis su primera coreografía llamada Terra Tempo, en la que su inquieta imaginación pensó los sonidos del universo. “Me gusta pensar cómo suena la caída del agua, del viento, del interior de la tierra. Y eso es lo que plasmó en Terra Tempo”.
Luego creó la obra Cuando mueren los cilios, que plasma un conflicto amoroso por falta de comunicación. “Los cilios son orgánulos parecidos a vellos y los del oído se mueven con las vibraciones. Al morir ya no hay audición”.
Reconoce algo de biográfico en cada obra. Su dificultad para encontrar compañía sentimental ha tenido mucho que ver con su sordera: “Muchas personas me han dicho que les gusto, pero que no podrían estar con un Sordo”.
Pero su capacidad creativa no se detuvo allí. Buscó otra forma de coreografiar. “Posteriormente creaba la historia que quería llevar a la danza en mi cabeza, la danzaba y me grababa en un video que mostraba a músicos como Renny Antequera y Enrique Rincón, quienes crearon la música acorde a mis movimientos, para mis dos últimas obras: Nunca en paz, basada en los temores que sentimos los venezolanos por la inseguridad. Si los demás sienten van por la calle inseguros ante un atraco, imagínese yo, que ni siquiera puedo escuchar los pasos de quien se acerca.
La otra pieza reciente es Maniato, que cuenta la historia de una sorda que no pudo defenderse ante un crimen del que se le acusaba porque al ser esposada. Los policías no entendían que nuestro alfabeto está en las manos”.
Para Deynis el escenario además de vitral de la estética de sus movimientos es también trinchera en la que defiende los derechos de la comunidad de Sordos. Su mensaje constante es la búsqueda de la igualdad, pues siendo Sordo danza para oyentes y Sordos y ha dirigido a bailarines que pueden escuchar la música que él no. Sabe, que al igual que los sonidos, lo más trascendental en la vida, no es tangible. Por eso, sus sonidos están en su alma.
Fuente Panorama
Deynis Luque, silencio, bailrín venezolano, bailarín sordo, vibraciones de la música
Originally posted 2016-09-28 13:34:25.
