La noticia de su alta puntuación en el examen para un cargo de medicina en el sector público de Perú se ha hecho viral en las redes sociales. Yeisson Rivero, es oriundo de la isla de Margarita (Venezuela).
El médico egresado magna cum laude de la Universidad de Oriente (UDO), núcleo Anzoátegui, ofreció una entrevista exclusiva a El Pitazo vía whatsapp.
En el Examen Nacional de Medicina (Enam) en Perú, el joven médico venezolano presentó la prueba para optar a un cargo público en el sistema de salud de ese país.
Para sorpresa del profesional, un colega y compatriota venezolano Ricardo Castro (quedó en el segundo lugar de esa prueba) le dio la gran noticia. Rivero logró la máxima puntuación. “Chamo, quedaste de primero en la lista” le dijo su colega.
“16.8 fue la nota que saqué y fue la puntuación más alta. Pero la Asociación de Escuela de Medicina de Perú (Aspefan) no publica listado oficial y por eso no supe de mi calificación hasta que me dijeron”, expresó Rivero.
Dijo Rivero que el también venezolano Ricardo Castro fue a averiguar sus resultados y vio una lista donde estaba el orden y las notas del examen.
«Vio mi nombre y se dio cuenta de que era venezolano y se lo grabó. Pero en esa misma lista había otro médico peruano que sacó la misma puntuación que yo y otro que sacó la misma que Ricardo, por lo que somos dos primeros lugares y dos segundos lugares”, acotó Rivero.
El hecho de que la noticia de su puntuación en el examen se haya hecho viral es muy satisfactorio para este joven, pero lo es aún más que sea motivo de orgullo y alegría para sus compatriotas venezolanos.
El médico afirmó que el examen en el que participaron 680 galenos fue el domingo 25 de agosto y se enteró de los resultados el miércoles 28, cuando se había hecho viral la noticia de su puntuación en Venezuela.
Las llamadas de felicitación no se hicieron esperar y esto llevó a Yeisson a reflexionar y pensar en que todo el esfuerzo hecho para presentar estos exámenes valió la pena.
El pasado mes de febrero, Yeisson Rivero Moreno llegó a Perú, país natal de su padre, Freddy Rivero. Allí fue recibido por su familia, que le brindó apoyo mientras conseguía un empleo.
“Antes de graduarme en la UDO en diciembre de 2018, ya terminando el último año estaba arreglando mis papales para irme a Perú y optar por la nacionalidad. El 11 de febrero, después de recibir el título apostillado, compré el pasaje y me fui de mi país”, señaló.
El joven, de 25 años de edad, recordó que previo al viaje laboró entre los meses de diciembre y febrero en el hospital Luis Ortega de Porlamar, estado Nueva Esparta, y en una clínica privada donde hacía guardias para adquirir más experiencia.
Llegó a Perú y de inmediato salió a buscar trabajo con la intención de ahorrar dinero, por lo que trabajó primeramente haciendo dibujos en el piso para dinámicas de niños en varios colegios.
“En los colegios aproveché que necesitaban otros trabajos y pegué láminas en ventanas, arreglé pupitres y luego trabajé con un señor que tenía una contrata de mantenimiento en otros colegios; construí muros y hasta me tocó frisar paredes. Así ahorré dinero para presentar el primer examen para obtener el número de la colegiatura”, dijo.
Al mismo tiempo se preparaba para presentar esta prueba, cuyo trámite requería de recursos económicos. Rivero pagó 800 soles, que equivalen a unos 250 dólares, y luego, una vez superada la prueba, tuvo que cancelar 1.200 soles (cerca de 400 dólares) para que le dieran el código y lo activaran en el sistema de salud. Es el procedimiento para poder sacar su sello y tener el permiso para trabajar en el sector privado.
Un mes y medio se tomó el profesional de la salud para prepararse para el Examen de Suficiencia Profesional del Colegio de Médico de Perú que le permitiría colegiarse.
Destacó que esta prueba consta de cuatro partes; un examen teórico y tres prácticos en las áreas de Medicina Interna, Ginecología, Pediatría y RCP (reanimación cardiopulmonar).
“En el teórico me fue muy bien. Si este no se pasa no se pueden presentar los prácticos, que de las cuatro opciones se pueden tomar tres. Gracias a Dios todo salió bien”, acotó.
“Como pude conseguí el dinero, con lo que ahorré trabajando como médico de ambulancia y haciendo turnos. También me ayudó la familia paterna, que me garantizó hospedaje y comida. Luego de esto seguí preparándome para optar para el Enam, ya que la paga en el sector privado aquí es muy mala, incluso hay lugares donde quieren pagar sueldo mínimo. En cambio, en el sector público sí hay un ingreso mucho mejor”, manifestó Rivero.
El joven médico retoma el tema de las redes sociales para hacer referencia al apoyo que ha tenido desde que se viralizó su logro.
Hizo memoria y expresó que pudo tener un mejor teléfono cuando llegó a Perú ya que un tío se lo regaló. Publicó su primera foto en su cuenta de Instagram @yeissonrmj el 11 de agosto.
“Las fotos que tengo me las tomé en los Juegos Parapanamericanos, donde trabajé como médico de ambulancia. Allí pueden ver una foto que me tomé con Martín Vizcarra (presidente de Perú) junto a mis compañeros voluntarios. Ahora, para mí es impresionante cómo las personas me escriben para felicitarme y darme las gracias por regalarle una alegría al país; eso me hace más feliz”, afirmó.
Cuenta Rivero que de 30 seguidores que tenía al principio, de los cuales la mayoría eran conocidos y amigos, en dos días llegó a 927 seguidores que le escriben mensajes de agradecimiento y felicitaciones. En ellos ha encontrado apoyo y solidaridad.
“Leer cosas como ‘Chamo, felicidades. ¡Que alegría nos das! ‘¡Chamo, nos haces sentir orgullosos de ser venezolanos!’… Eso para mí es muy importante, hasta más que haber sacado la nota más alta, porque me bastaba con pasar el examen, pero brindarle felicidad a mi gente y saber que les saqué una sonrisa en medio de tanta crisis es mi mayor felicidad”, sentenció.
La misma felicidad sintió su mamá, Edita Moreno. Según Yeisson, no ha dejado de llorar de emoción desde que supo que su único hijo, «su orgullo», según expresa, y al que no puede abrazar por la distancia, está cumpliendo con la meta que se trazó al salir de Venezuela.
“Cuando se enteró, mi mamá no paró de llorar. Ella siempre ha estado conmigo, me ha acompañado siempre y yo la amo inmensamente. Ahorita está en San Cristóbal, visitando a mi abuela, porque ella es de allá aunque vive en Margarita”, agregó Rivero, quien tiene marcada la ascendencia andina en su acento y en la amabilidad y respeto con la que se expresa, típicos del gentilicio de esa región.
En su manera de hablar, el habla oriental también está presente en la rapidez de sus palabras y en una que otra expresión que deja escapar. Pero lo que más lo identifica como un “ñero”, cómo se les dice a los margariteños, es su devoción por la Virgen del Valle. “Mi virgencita, cuyo día es el 8 de septiembre. Mi mamá también es devota. Le doy gracias por todo y le pido que me guíe”, refirió.
Precisamente guiado por esa fe, el joven médico aprovechó la oportunidad de solicitar apoyo cuando, a través de un mensaje directo de Instagram, la Embajada de Venezuela en Perú le envió felicitaciones. “Yo me tomé el atrevimiento y el abuso de decirles que si me podían ayudar con los trámites para ingresar a trabajar en el Estado. Para hacer el Serums (Servicio Urbano y Rural Marginal de Salud), que es como el artículo 8 en Venezuela, se necesitan dos requisitos: tener aprobado el Enam y las notas certificadas. Estas últimas no las tengo porque en la UDO tardan cerca de un año para darlas por los problemas qué hay”, enfatizó.
El Serums comienza en octubre, por lo que el médico venezolano espera que en la Embajada, donde se comprometieron a llamarlo para darle orientación, lo ayuden a ingresar. Lo mismo espera de la ONG Venezolanos en Perú, que dirige Oscar Pérez, quien también lo llamó para felicitarlo y ofrecerle respaldo.
“La ventaja de hacer trabajo en zonas rurales es que te permite adquirir conocimientos y ahorrar dinero para luego hacer el posgrado. En mi caso, quiero hacerlo en cirugía cardiotoráxica. No sé si lo haré aquí, es una opción, ya que a uno lo botan o lo hacen irse de su país por las condiciones en que se encuentra y siempre va a estar en esa situación: adonde uno vaya será un extraño”, esgrimió Rivero.
El joven profesional de la medicina solo espera hacer su especialización, pero adujo que el lugar dependerá de las circunstancias. De lo que sí está seguro es que el buen hijo siempre regresa a casa.
Para Rivero es lamentable que por las circunstancias de Venezuela, los muchachos salen de las universidades y enseguida se van a otras naciones.
Es lo que localmente se conoce como una fuga de cerebros. Pero para el médico, lo que ocurre en el país se parece más a lo que manifiesta Andrés Oppenheimer en su libro «Basta de historias»: más que fuga se trata de «circulación de cerebros», es decir, que los jóvenes se van y se forman en otras latitudes con la esperanza de que, cuando puedan regresar, estén a la altura de las nuevas necesidades de este país en crisis.
«Algunos países en situación de bonanza invierten dinero en hacer que los estudiantes vayan a otros lugares a formarse», comentó.
Rivero Moreno alertó que, inevitablemente, muchas personas valiosas se están yendo del país por la situación.
«No nos queda más que aprovechar las circunstancias y esperar que pronto, más temprano que tarde y con el favor de Dios, comience a hacer efecto esa circulación de cerebros, es decir, que quienes salimos, regresemos a Venezuela con toda esa experiencia y nuevos conocimientos”.
Por esa razón, el joven venezolano afirma: «Solo pienso cuando nos toque regresar para la reconstrucción del país y sé que será de la mejor manera posible. Yo siempre estoy pensando en eso y rezando porque lo podamos hacer lo más pronto posible. Amén, que así sea”, manifestó Yeisson Rivero.
El médico venezolano agradeció el apoyo y cariño que desde hace una semana recibe a través de las redes sociales y envía miles de bendiciones a sus compatriotas regados por el mundo y a los que siguen en pie de lucha en Venezuela.