Daniela Guerra: “Estudié Derecho en el momento correcto”

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Daniela Guerra, abogada venezolana, Comisión de Derechos Humanos, Zulia

Daniela Guerra se graduó bajo fuego, literalmente. En aquel febrero de 2014 que se puso la máscara de la V de Vendetta, esta chama zuliana —que podría hacer casting para protagonizar una serie de TV al estilo La Ley y el Orden estaba esperando por su título de abogada en la Universidad Rafael Urdaneta y debió elegir un camino: seguir participando en las erupciones regionales contra el gobierno de Nicolás Maduro o ponerse a documentar casos de detenciones arbitrarias, incluidas las de sus propios compañeros.

Sin haber cumplido los 25 años, Daniela es la directora de la Comisión de Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez), que fundó junto a otros cuatro abogados en junio de 2015. Bajo ese cargo ha tenido derechos de palabra ante la Asamblea Nacional y las Naciones Unidas, palestras en las que ha denunciado, por ejemplo, casos de desnutrición en la Guajira.

“No sólo es joven e inteligente, sino hábil y astuta, y además habla varios idiomas. Ha volado sola en su corta carrera como abogada y es una conquista para el activismo civil en Venezuela”, la describe David Gómez Gamboa (@dgomezgamboa), el profesor de Derecho que la impulsó a cambiar la teoría por la práctica en aquel febrero de 2014.

“Siempre te explica con total franqueza el estatus de tu situación como detenido, sin ponerte edulcorantes. Combina una especial sensibilidad humana con equilibrio y racionalidad. Durante 10 horas no cesó ni un minuto su presencia en el Sebin para exigir mi liberación”, relata el periodista y activista zuliano Jesús Urbina, incomunicado en febrero por acompañar a los brasileños que investigaban el caso Odebrecht.

Daniela, que no es Alvarado, es la oradora de orden seleccionada para representar a los hombres de ley en la serie sobre jóvenes materias grises acorraladas en la circunstancia venezolana.

—¿Qué siente como joven que ha vivido 75% de su vida bajo gobiernos del chavismo? ¿Le es posible concebir un antes y un después en la situación de los derechos humanos?

—Obviamente no recuerdo una cuarta República. Cuando Chávez llega hay un gran cambio, pero desde la perspectiva de los DDHH yo lo que tengo que evaluar es si son progresivos en vez de regresivos. Cuando estaba en la universidad, lo profesores decían: “Esta es la norma, pero lo que está ocurriendo en la realidad es esto otro”. Ni siquiera lo decían con intención de desprestigiar al gobierno, sino para que entendiéramos que en la práctica mucho se da por aprendizaje de calle. Apenas me gradúo y empiezo a ejercer, noto que existen muchas fallas en todo el sistema judicial, incluso de modo estructural. En la escuela de Derecho te enseñan que privarte de libertad de manera preventiva, cuando aún no hay sentencia, es algo excepcional, y aquí lo aplican la mayoría de las veces.

“Un joven de mi edad, que acaba de cumplir 25 años, está detenido desde mayo de 2014 por protestar. Se llama Eduardo García. En tribunales se ha cometido un error detrás de otro. De hecho, la fiscal que le hizo las imputaciones ya fue destituida. Ya va a cumplir tres años privado de libertad injustamente. Su audiencia ni siquiera se ha iniciado. Una vez que se inicie probablemente le tocará estar un año más. Es la radiografía de lo que ocurre actualmente. A veces no es tanto un tema político como de desorden dentro del tribunal, y eso es bastante decepcionante. Desde el Codhez hemos hecho estudios sobre retardo procesal y absolutamente todos nuestros casos han sido afectados por esa situación. Otro ejemplo: el tribunal sin competencia que anuló 1% de las firmas recolectadas para el referéndum revocatorio. Toda esta ineficiencia y desorganización del Poder Judicial son los que han generado que no estemos hoy en democracia”.

—O sea, usted siente que no lo estamos.

—No lo siento. Estoy muy segura de que no estamos en democracia en este momento.

—Cuando analiza una sentencia de actual TSJ, ¿se pregunta de qué vale la pena quemarse las pestañas?

—Realmente mi primera idea era estudiar Estudios Internacionales en la UCV, pero mis papás no me dejaron irme a Caracas. Creo que estudié lo correcto en el tiempo correcto. Si no me hubiese estado graduando en el momento en que ocurren las protestas de 2014, capaz no me hubiese iniciado en los DDHH. Tenía el tiempo, la oportunidad perfecta y los contactos ideales. En 2014 todos los que éramos estudiantes sentíamos que estábamos haciendo lo correcto para generar un cambio. Cambio que todos los jóvenes deseamos, indistintamente de que estés de acuerdo o no con el gobierno.

“Al entender la importancia de levantar y documentar casos de violación de DDHH, algo que nadie estaba haciendo en Zulia, entendí que cada quien tiene su papel y el mío es hacer lo que estoy haciendo. No existía una organización como Codhez en el estado con mayor población del país, el estado que en sí es prácticamente un país. Era necesario. Los otros abogados del equipo y yo teníamos las herramientas para hacerlo. No me arrepiento de lo que estudié. Sí tengo amigos que dicen: ¿para qué estudié esto, si no lo ejerzo? Hay gente que cree que como trabajo en DDHH no ejerzo. Sí lo hago, pero no de la manera convencional. De hecho estoy haciendo una maestría en Derecho Público en LUZ. Formar parte de Codhez es un sueño. Tener un papel participativo en esta situación muy crítica en Venezuela, estar trabajando por crear un mejor país, es lo mejor que podría estar haciendo”.

—¿Por dónde empezar para restablecer la institucionalidad? ¿Una Asamblea Constituyente?          

—Es una pregunta difícil (larga meditación). No estoy segura de que una Asamblea Constituyente sea lo más apropiado en este momento. Un cambio dispararía mayor inestabilidad, a fin de cuentas con la Constitución están las normas escritas, sabemos los pasos que debemos seguir. Es cierto que la Constitución tiene muchísimas fallas. Cuando estudiaba Derecho no las entendía tanto como ahora. Pero a fin de cuentas, la Constitución de 1999 tal vez es un buen manual para restablecer la democracia.

“¿Cuáles deberían ser los siguientes pasos? En Codhez tenemos la campaña de que son necesarias las elecciones regionales y con transparencia. Apegándonos al libreto, a las normas, permitiendo que los partidos políticos puedan inscribirse sin tantas trabas, que la campaña sea equitativa, ciñéndonos a la ley. Sé que unas elecciones no pueden ser el único paso. Hemos cometido el error de creer que sólo con elecciones se construye una democracia. La mejor forma de restablecer la institucionalidad en Venezuela es que todos asumamos una responsabilidad en nuestra área. En Codhez no somos más que un grupo de civiles que nos unimos para atender una contingencia y hemos perdurado. La gente piensa que es muy difícil tomar un papel activo. Realmente no. Generar una asociación civil es muy fácil. Hay un grupo de señoras aquí en Zulia que se agruparon y constituyeron Chiquinquireños. Reciben muchísimas donaciones de fórmulas, alimentos y medicamentos y están ayudando a muchísimos niños”.

—¿Cuál es su motivación para ir a visitar detenidos en la sede del Sebin, por decir algo?

—En parte la recordé recientemente en el caso de los periodistas brasileños detenidos en Zulia por investigar el caso Odebrecht. En 2014 nosotros empezamos por las detenciones arbitrarias. Y recuerdo la primera vez que vi que liberaron a un chamo y cómo la familia lo abrazaba, y sentir que en parte yo había trabajado en eso: quitarle un temor a una familia. Uno de los periodistas venezolanos detenidos el 11 de febrero junto a los brasileños, Jesús Urbina, es gran amigo. En lo que salió en libertad fue un alivio demasiado grande ver a toda la familia abrazándolo a él y a su compañera María José Tua, y en parte recordé porqué estamos en esto. Y es porque sentimos que desde acciones muy pequeñas logramos mucho. Reparamos un poquito de los daños. Falta mucho por trabajar y nosotros no podemos con todo. Pero es eso: ver cómo podemos ayudar a la gente. Creo que es lo que nos inspira. No todo el tiempo estamos inspirados, no creas. Existe un ambiente generalizado de desmotivación. Pero la mayor motivación es capturar pequeños logros como esos: una persona saliendo en libertad y que está con su familia nuevamente.

—¿Ha pensado en irse del país?

—Sí, obviamente. Pero mi plan siempre ha sido salir y volver. Yo sueño con estudiar una maestría en el exterior. Lo planeaba para este año pero precisamente el trabajo en Codhez no me lo ha permitido. Lo que hice fue que el año pasado empecé una maestría acá en LUZ. Mi familia por parte de mi mamá es italiana, pero sienten más arraigo por Venezuela que la mayoría de las personas que conozco, y ellos tienen este lema: “Siempre nos preguntan si tenemos un plan B, pero solo conocemos el plan V de Venezuela”. Tengo una especie de sentido de responsabilidad… Mucha gente buena se está yendo. Y pienso: bueno, si se van todos los buenos, ¿quiénes vamos a quedar aquí para hacer algo? Me quedaría aquí aunque sé que afuera sería mucho más cómodo vivir. Sí quiero estudiar fuera, pero volvería. Lo hemos discutido en la organización, creo que seguiré siendo la directora aunque me vaya. No me desapegaría de mi trabajo.

—¿Qué es lo más grave en materia de DDHH que ocurre hoy en Venezuela?

—La crisis humanitaria. El hecho de que las personas no tengan cómo come o mueran por falta de medicamentos. Lo he visto en la Guajira. Pero desde la perspectiva de Codhez, a mí me preocupa sobre todo el tema de la impunidad y cómo eso afecta la vida de las personas de una forma que ya no se puede remediar. Por ejemplo, los que siguen privados de libertad por retardo procesal. Las personas que están en eso han perdido años de vida. Como en las prisiones no les dan alimento, dependen de sus familias y eso les genera una sensación de impotencia y culpabilidad muy fuerte. Por alguna razón, yo genero empatía con las personas privadas de libertad. Visito mucho a Eduardo García en el Sebin y recientemente uno de los detenidos que está ahí me miró y me dijo: “Por favor, llama a mi hermano y dile que tengo hambre”. Por alguna razón me impactó mucho. Obvio, yo he visto ya que la gente tiene hambre en Venezuela. Pero este señor estaba muy apenado de tener que pedirme ayuda. No tenía más opción.

—Hay casos de abogados detenidos por ejercer sus labores, caso de Tadeo Arrieche Franco. ¿Y si le pasa a usted?

—No pensar en eso sería aislarse de la realidad. Dentro del gremio de defensores de DDHH pensamos en la posibilidad de que la sobreexposición pueda ir en nuestra contra. No me siento ajena a esta situación. Estoy muy consciente de que es posible que alguna vez podría sufrir algún tipo de represalia. Afortunadamente jamás ha ocurrido. En el estado Zulia la dinámica con las autoridades es distinta a Caracas. Hay un poquito más de sensación de pueblo, por decirlo así. Sí he sentido temor. Siempre echamos chistes con eso: ¿qué pasaría si nos meten presos? Contamos con un protocolo de seguridad. En caso de que nos pase algo ya sabemos cómo afrontarlo. Eso no nos detiene para trabajar. Lo voy a seguir haciendo porque creo que lo que estoy haciendo es importante. Siempre, absolutamente siempre le digo a nuestras víctimas, cuando un caso nuevo llega a la organización: “Eres muy valiente por alzar la voz. Te acompañaremos en la medida de lo posible”. Les contagio un poquito de ánimo y coraje. La mayoría de las personas siente temor de denunciar. Cuando veo que alguien se levanta y denuncia lo que le ocurrió, por ejemplo que entraron a su casa y le mataron un ser querido, me inspiro.

Daniela Guerra Cafoncelli nació en Maracaibo en 1992. Es abogada egresada de la Universidad Rafael Urdaneta en 2014, y directora y miembro fundadora desde 2015 de la Comisión de Derechos Humanos del Estado Zulia, Codhez (@Codhez). Cursa una maestría de Derecho Público en LUZ. Asistió a sesiones del Instituto Internacional de los Derechos del Hombre de Estrasburgo y, como ponente, a la presesión del más reciente Examen Periódico Universal de las Naciones Unidas. Contó con un derecho de palabra en la Asamblea Nacional en febrero de 2016.

Esta entrevista pertenece a una serie de jóvenes intelectuales venezolanos. Para leer las entrevistas a Guillermo Aveledo CollDaniel EsparzaAnabella AbadiRodrigo Blanco, Emila Díaz-Struck y Erik Del Búfalo,  haga click sobre sus nombres. 

Fuente El Estímulo

Daniela Guerra, abogada venezolana, Comisión de Derechos Humanos, Zulia