Daniel Poler y la suerte de este venezolano

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La fórmula de este venezolano, encargado del departamento audiovisual del emporio Condé Nast, es simple: pasión con formación y atrevimiento para fabricar oportunidades que deben ser aprovechadas al máximo. Aquí, la historia de un joven que determinó que para escribir su propia historia, su camino es el cine.

«No hay problema. Me tomé un break. Cambié una reunión para otro momento. Tenemos tiempo», responde Daniel Poler con tono típicamente caraqueño desde Nueva York. El director, productor y editor fílmico está actualmente a la cabeza de la división Entretenimiento de la compañía que dirige publicaciones como Vogue, Allure, Wired, Vanity Fair y GQ, lo que le brinda enormes oportunidades y también grandes responsabilidades al estar trabajando con las celebridades más famosas del planeta.

Su labor, a todas luces, parece realmente divertida y creativa, pero indudablemente tiene enormes compromisos. Él, junto a su equipo, crean el material videográfico y fílmico que es presentado, generalmente, en las páginas web de las revistas de Condé Nast, conduciendo a las generaciones «digitales» a seguir fieles a ediciones que marcan tendencias, sobre todo, en la moda.

Poler habla con franqueza de sus funciones. «Normalmente tenemos varias reuniones a modo de lluvia de ideas, que es lo que más hacemos, porque tenemos que cubrir mucho espacio en las diferentes revistas. Después de tener el concepto, ya sea mío o de alguno de los miembros del grupo, procedemos a enviarlo a los gerentes de las revistas y analizamos con cuál publicación queda mejor esa idea. Por ejemplo: ponemos a celebridades a buscarse a sí mismos en Google. Al escribir el nombre siempre el buscador lo completa con una frase. Si escribes ‘Seth Rogen es’ aparecen cosas como: ‘Seth Rogen es… un nuevo sacerdote’. ‘Seth Rogen es… drogadicto’, y entonces grabamos las reacciones de las celebridades ante estas afirmaciones. Como es un tema tecnológico está relacionado con la revista Wired. Así que lo proponemos a la publicación, enviamos un presupuesto y los editores encargados lo aprueban o no. De allí pasamos a producir y a buscar el momento para hacer la grabación, dependiendo de la agenda del invitado. Luego nos congregamos para determinar los cargos, si lo voy a dirigir yo o alguna otra persona del equipo. Después, llega el día de rodaje. Tenemos un lapso muy limitado para poder hacer un buen trabajo. No es fácil porque, al ser celebridades, llegan 20 personas más de las que esperabas entre publicistas, asistentes y estilistas. Es una locura. Entonces uno debe saber cómo manejarlos a todos. Hay mucha presión para no cometer errores y no provocar algún problema, por sencillo que sea. Después vamos al proceso de postproducción. La intención es que todos estén contentos con el trabajo», explica en detalle el cineasta venezolano, quien añade que también en su división trabajan por encargos específicos, como cuando realizaron los videos de la Met Gala 2016, en los que Poler estuvo directamente en función junto con la legendaria editora de Vogue, Anna Wintour.

Al preguntarle al director sobre cómo logra trabajar en revistas tan disímiles como Vanity Fair (dedicada a la farándula) o Golf Digest (la revista más famosa del golf), por ejemplo, manifiesta que es necesario conocer cada marca en profundidad, siguiendo una guía de estilo que abarca desde el personaje a entrevistar hasta los colores a usar.

«En el equipo, progresivamente, nos hemos convertido en una familia. Somos muy unidos y colaboramos entre todos. Esto ha sido positivo. Creo que lo logré con las sonrisas y la cercanía que nos sobra en Venezuela. Hace falta calidez en lugares como estos. Al final considero que logré un equilibrio con mis colaboradores», reflexiona el joven, mientras recuerda que gracias a personas como la misma Wintour ha logrado interpretar el sistema de trabajo en empresas tan reconocidas como Condé Nast. «Aquí no puede perderse el tiempo en intimar. Entonces esto puede resultar despiadado para muchos», comenta.

La historia comienza

Daniel Poler proviene de un hogar cinéfilo. Con su familia disfrutó de la cinta italiana Cinema Paradiso (1988), película que le marcó. El largometraje trataba sobre un niño que de adulto se convierte en un importante director de cine. «No quisiera ver la película otra vez para tenerla en mi mente como perfecta. Ahora que sé cómo se hace el cine, capto errores fácilmente, por ello no quisiera perder la magia de esta película. Me siento identificado con el personaje central», explica el cineasta.

Formado en la Escuela Nacional de Cine de Venezuela y, luego, en el Savannah College of Art And Design de Estados Unidos, Daniel refiere que desde muy pequeño adoraba escuchar historias. «Descubrí como a los diez años que dos actividades que me gustaban, el cine y los cuentos, estaban integradas en una misma profesión. Me parece muy importante para todas las personas que están buscando qué hacer con sus vidas, que hay que decirles que hagan lo que les hace feliz. Existe gente que lo duda porque sus familias no los apoyan. Afortunadamente, yo tuve el aliento constante de mis padres y eso fue suficiente para creer en mí», repasa el joven director.

El inicio formal del cineasta fue una oportunidad fabricada. Poler, por una noticia de una amiga, fue a un casting de modelos que se efectuaba en Caracas por parte de la empresa estadounidense Showtime. Daniel se les presentó a los productores y les dijo: «Yo sé inglés y yo sé de cine. Pueden contar conmigo si me necesitan». De esta forma logró convertirse en el productor para Venezuela de la compañía, todo esto, inclusive, antes de estudiar formalmente la carrera. «Todavía tengo relación con esos productores que fueron como mis guías», añade.

El estilo cinematográfico de Daniel Poler es tratar de acercar al espectador a la historia, a ver detalles, a sacar sus propias conclusiones. «Estoy muy influenciado por el cine europeo -aunque hay mucho del americano que me agrada- porque en este no se le bombardea al público con respuestas, como si no pudiese pensar por sí mismo. Eso me ha ocurrido con labores en Condé Nast, como los trabajos hechos con Selena Gómez o Zoe Saldana, o con la serie 73 preguntas en la que entramos en la casa de algún artista para averiguar su vida. Tal vez la interrogante no sea trascendente, pero cómo la responde y ver su ambiente es lo que le brinda a la audiencia ese ‘algo más'», declara con entusiasmo el realizador.

Al hablar de su cine particular, como el que ha hecho en varios cortometrajes, es hipercrítico. «¡Ay! Ya no me gusta verlos porque miro mis fallas y pienso que podía hacerlo mejor. Con el último cortometraje, llamado Shift, tuve un gran presupuesto gracias a la compañía Think y dirigí a uno de los jugadores de la liga profesional de fútbol americano que incursionó como actor. Logré (creo) darle un sentido más parecido a lo que quiero sea mi cine, que tiene tanto de lo europeo como de lo estadounidense y de lo venezolano, que es mi base de aprendizaje», señala el entrevistado, quien está en contacto con varios compatriotas como Joel Novoa, con la idea de incursionar en otros proyectos.

Formación y visión

La admiración de Daniel Poler por el director Jonathan Jakubowicz (Secuestro Express, Hands Of Stone) es evidente. Quiere seguir los pasos de su compatriota en unos años. «Quiero verme haciendo mi primer largometraje, a mi estilo. Ya tengo el guion y el equipo, pero quiero trabajarlo poco a poco para que realmente valga la pena y pueda ser estrenado, no sé, en Cannes», conversa emocionado mientras habla brevemente con alguien más. Ya llega el momento de volver al trabajo.

«En mi pensamiento, jamás me vi aquí involucrado con la moda y las tendencias del momento. Aprendiendo cuando un smokey eye (tipo de maquillaje en los ojos) está bien o mal o si la caída del vestido es la correcta… pero el haber estudiado en Savannah College, que tiene carreras como ‘Telas’, entendí que el vestuario cuenta una historia tan profunda y tan hermosa como se quiera, tal vez como lo hizo el diseñador Tom Ford en A Single Man (2009), que no es la mejor película del mundo, pero que dice mucho con los trajes y los accesorios. Eso es necesario para cuidar y trabajar con estrellas del talante de las top models Karlie Kloss o Lily Aldrige», ilustra rápidamente.

En medio de sus palabras surge la intención que tiene de ayudar a venezolanos talentosos vinculados al cine, que realmente busquen destacarse y requieran de contactos, de asistencia y de inspiración. «Todos merecemos un guía y me gustaría serlo para los colegas que vienen de Venezuela, país que me ha dado tanto», insiste. «Una vez, una de las figuras más importantes de Condé Nast, quien ahora está en MTV (Michael Klein), y de quien me hice amigo, me repitió las palabras de Séneca: ‘La suerte es la perfecta combinación entre preparación y oportunidad’. Así defino mi vida. Si uno está listo, se forma y está dispuesto a hacer un buen trabajo, llegará la oportunidad. No importa dónde estés. Eso es lo que quiero hacerle ver a aquellos que están en mi nación y que no saben qué hacer, como me repiten algunos de mis amigos», cavila, casi despidiéndose.

Al colgar uno se lo imagina como un chico normal, quizá sentado con una tableta en mano, dando órdenes a su equipo, detrás de una cámara o buscando responder algún correo electrónico de algún pichón de cineasta que escudriña por inspiración su historia, para comenzar a teclear su propio guion. A la vez, una exuberante modelo entra para mostrar algún traje espectacular ante el lente del caraqueño. Todo está listo. Es momento de trabajar y de poner la suerte a funcionar. Todavía falta historia por desarrollar y el público espera el punto climático para levantarse y aplaudir a Daniel Poler.

Fuente Estampas

Daniel Poler, departamento audiovisual, Condé Nast, director, productor, editor, venezolanos en el exterior

Originally posted 2016-09-25 16:49:31.