Vecinos, venezolanos, venezolanos en el exterior, costumbres, cultura
No es que los vecinos en otros países sean malos. Es que simplemente en Venezuela las personas que viven al lado, al frente, diagonal o en la otra esquina de la calle se convierten desde el día de la mudanza en tus amigos. Aunque no todo son buenas noticias, en este artículo repasamos las cosas buenas y malas que te pueden pasar si tienes vecinos venezolanos.
En algún momento de la semana, la casa de tus vecinos (o la tuya) puede llegar a ser una guardería, una peluquería, un supermercado o un restaurante de emergencia. Los auténticos vecinos venezolanos son aquellos que te sacan las patas del barro y a los que solo tienes que tocarles la puerta cuando necesites algo.
Pero vamos por parte, primero vamos a explicar algunas de las mejores cosas que solo te pasan cuando tienes la suerte de contar con vecinos venezolanos. Yo ahora vivo en España y el cambio ha sido tan radical es este sencillo aspecto, que a veces hasta me da por extrañar a mis vecinos, ¿las razones? Sigue leyendo y lo sabrás.
1. ¿Puedes cuidarme a la niña un minuto?
De pequeños todos, al menos una vez en la vida, tuvimos que pasar la mañana o la tarde en casa de los vecinos.
Cinco minutos, una horita o todo el día, el tiempo que fuese necesario. No había problemas porque la vecina podía hacerse cargo de nosotros con todo el gusto del mundo.
El motivo podía ser diferente según la situación: porque nuestra madre tenía que salir a hacer unas diligencias, porque ese día no había clases en el colegio o porque la señora de servicio no fue a trabajar y no podías quedarte solo en casa.
2. Un plato de caraotas “pa’ que prueben”
No sé ustedes, pero yo particularmente amaba las caraotas que hacía mi vecina -la popular señora Maritza-. Y ella aunque no lo supiera, cada vez que las preparaba cruzaba la calle y nos llevaba un plato a la casa para probar y compartir.
Con todo y como están las cosas, en Navidad no puede faltar la respectiva visita a los vecinos para llevarles un ponche crema, hallacas o hasta un plato navideño completo. Después de todo, hay que agradecer por tantos favores recibidos durante en el año.
3. Nos vamos de viaje
Lo mejor de tener vecinos venezolanos es que desde el primer día ya son amigos y con los años se van volviendo parte de la familia; así que durante las vacaciones puedes tener la plena confianza de que le “echarán un ojito” a la casa para comprobar que todo está en orden.
En mi caso, cuando nos vamos de vacaciones siempre dejamos un juego de llaves en casa de la vecina para que ella de vez en cuando le eche agua a las plantas, le ponga comida al perro y hasta lo saque a hacer sus necesidades, ¡eso sí es una vecina de verdad, de esas que valen oro!
4. ¿Tienes un tomate que me prestes?
Para nadie es un secreto que si vives en Venezuela el supermercado más cercano está a una, dos o tres casas. Y no me refiero al Central Madeirense, Centro 99 o Enne.
El supermercado más cercano es la casa de tus vecinos, a quien puedes hacerle una visita fugaz para pedirle un tomate, un huevo, un poquito de jabón en polvo o lo que en ese momento necesites.
Eso sí, las reglas son las reglas y apenas hagas mercado tienes que devolver todo lo que has pedido, sino pasarás a formar parte de la lista negra de vecinos chulos.
5. ¡Hola! ¿Ustedes son los nuevos?
Esto es algo que también me pasó en España cuando me mudé y lo agradezco muchísimo. No hay nada mejor que recibir la bienvenida de tus nuevos vecinos cuando llegas a un sitio nuevo.
No se trata de ir a la casa con una torta de manzana al mejor estilo norteamericano, sino simplemente acercarte y hacerles saber que si necesitan algo (un poquito de azúcar, por ejemplo) solo tienen que tocar el timbre.
Pero bueno, como no todo es color de rosa, también está la parte negativa de tener vecinos venezolanos y que a todos nos puede pasar… Veamos:
6. Música a todo volumen
Reggetoon, vallenato, salsa brava, bachata, música llanera, da igual el género.
Lo peor que te puede ocurrir es tener un vecino que coloque música a todo volumen todas las mañanas, tardes o noches de cualquier día de la semana.
Y algunas veces lo peor es que no puedes quejarte, porque si lo haces ¿quién te cuidará a la niña cuando no puedas dejarla sola? Es el karma.
7. Las peleas
Todas las familias del mundo pelean, es algo normal. Lo que no es muy normal es que toda la calle se entere de la razón por la que están peleando.
¿A ti te ha pasado? Ten cuidado, porque dicen que si nunca te ha pasado es porque el problemático eres tú. (Es broma)
8. La vecina chismosa
Esto es un clásico en todo el mundo, aunque parece que se inventó en Venezuela.
Que la vecina sepa más de tu vida que tú, que te pregunte para dónde vas cuando te ve salir o de dónde vienes cuando vas llegando es el colmo… ¡y pasa!
En fin, tener vecinos venezolanos es una experiencia única, aunque como he dicho al principio del artículo, en otros países también podemos encontrarnos con personas muy amables, solidarias y dispuestas a ayudarnos siempre.
Fuente Rootsalad
Vecinos, venezolanos, venezolanos en el exterior, costumbres, cultura
Originally posted 2016-07-26 15:57:21.