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Los venezolanos tenemos claro que quien lleva los pantalones en el hogar es la madre. Esa persona con súper poderes capaz de ocuparse de las labores diarias y ayudar a los hijos con las tareas del colegio; una mujer con mucho carácter pero también dispuesta a ayudar a quien sea sin esperar nada a cambio. Las madres venezolanas son así: únicas y especiales
La sociedad venezolana es matriarcal y en eso no hay discusión. Por ello en el hogar la madre cumple un rol fundamental en la crianza de los hijos y en el orden de la familia.
De hecho, muchas veces la mujer es madre y padre al mismo tiempo y eso no es impedimento para “sacar a su muchacho adelante”, sin menospreciar la formación y presencia del padre, que también es primordial.
Hoy en el blog hemos hecho una radiografía de las madres venezolanas y hemos recopilado una lista con las características más típicas de la mujer que nos trajo al mundo, porque a pesar de que “Madre solo hay una” al final todas tienen las mismas mañas.
12 características propias de las madres venezolanas
1. Tu desayuno en el colegio era uno o dos panes salados envueltos en papel aluminio.
A veces te pedía que doblaras el papel de aluminio con cuidado y lo llevaras de vuelta a casa, aunque después se dio cuenta que lo usabas para jugar futbolito y dejó de pedírtelo.
2. Cuando hacías algo malo te decía: “tráeme la correa” o “espérame aquí que voy a buscar la chancleta”.
Tú, por supuesto, sabías que era lo que venía después pero eras consciente de que si te resistías era peor así que te limitabas a decir “no tan duro”.
3. Cuando está brava o te quiere pedir algo y no contestas te llama por tu nombre completo: “María Jesús Chiquinquirá González Pérez ven acá”.
Y si te llama y le preguntas “Qué” pero no responde, es una señal clara de que lo que quiere es que vayas hasta donde ella estaba.
4. No le importaba avergonzarte delante de tus amigos del colegio.
Aprovechaba los mejores momentos con tus amigos para contar cuándo fue la última vez que te orinaste en la cama o mostrar fotos desnudo de cuando eras bebé.
Eso sí, que no se le ocurriera a nadie decir que eras feo o burlarse de ti, porque te defendía a capa y espada.
5. Su frase favorita era: “mientras vivas bajo este techo, se hace lo que yo diga”.
Y la utilizaba en momentos estratégicos: cuando le pedías salir un sábado hasta tarde o cuando no querías ayudarla a limpiar.
Si la primera frase fallaba saca un comodín, que era su segunda frase favorita: “Y al que no le guste, ahí está la puerta”
6. Siempre está haciendo mil cosas: cocinando, limpiando, hablando por teléfono y hasta regando las plantas, ¡y nunca se cansaba!
Cuando vivías con ella y no querías ayudarla te echaba en cara que ella pareciera que tuviese mil manos y no se queja.
7. Es experta en organización del tiempo, por lo que se le hacía fácil llevarte al colegio y a las clases de música, de fútbol y de inglés súper puntual; además, por supuesto, entre esas horas cocina, limpia y se ocupa de que todo esté en orden.
8. A pesar de todos los ‘quehaceres’ diarios, siempre está hermosa y lista para recibir cualquier visita.
9. Así estuviese muy molesta por algo que habías hecho o dicho, si le pedías un favor o si veía que estabas en apuros se le olvidaba la “arrechera” y te ayudaba.
Tú, por el contrario, podías pasar horas sin hablarle… hasta que te preguntaba si querías chucherías.
10. Le encantaban los regalos que le hacías para el Día de las Madres en el colegio con material reciclado.
Por muy feo que estuviese, tu madre siempre lo colgaba en la pared o lo pegaba en la nevera durante todo el año. Para ella los mejores regalos eran esos y no hacían falta mayores lujos para que fuese feliz.
11. Nunca se equivoca. Si ella dice que algo es de una manera, es que es así.
Y si no le haces caso no puede faltar la frase: “Te lo dije”.
12. Es tu cómplice ahora y la que te defendía cuando tu padre te regañaba.
A pesar de su carácter, sabías que podías contar con ella en todo momento y ahora más.
Bonus. Te enseñó que lo primero que tenías que hacer al despertar era pedirle la bendición
El día que te levantabas sin ganas de pedirle la bendición o se te olvidaba te decía bien clarito: ¿Y acaso nosotros dormimos juntos?
Y ahora que vives lejos espera que a diario le escribas o la llames para darte la bendición y recordarte lo mucho que te ama. Las madres venezolanas son sin duda las personas más especiales del mundo, capaces de sacrificar lo que sea por ver a sus hijos felices y dispuestas a luchar por ellos cueste lo que cueste.
Dios bendiga a las madres venezolanas.
Fuente Rootsalad
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Originally posted 2016-10-19 19:14:41.