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El legado futbolístico que dejó funcionó como una llave que abrió muchos candados para los venezolanos, al punto de convertirse en una de las zurdas más recordadas de los últimos tiempos.
No es un superhéroe de historietas, pero tiene el don de pegarle al balón de manera exquisita. Ya no es el muchacho introvertido y poco expresivo de hace unos años. De hecho, físicamente ha cambiado un poco, pero da la impresión que el desenvolvimiento de Juan Arango dentro del rectángulo verde es como el buen vino: pasan los años y mejora su esencia.
Con 16 gritos de gol en 31 presencias, su temporada en el balompié estadounidense fue fantástica. No solo conquistó la NASL (Liga de Fútbol de América del Norte) con el New York Cosmos en compañía de sus compatriotas Yohandry Orozco en el campo y Giovanni Savarese en el banquillo, también fue galardonado como el Jugador del Año del equipo y el Balón de Oro del certamen.
Su historia futbolística se verá reflejada en la gran pantalla a través de Arangol, un documental dirigido por Emil Zavala que narra la historia de superación de aquel chico nacido en el barrio El Milagro de Maracay, estado Aragua, y que se convirtió en una de las zurdas más letales de los últimos tiempos.
“Creo que es un buen documental. A unos les gustó ya otros no, es normal que haya críticas. Si tienes perseverancia, humildad y sacrificio, con la mentalidad de que quieres lograr algo, puedes conseguirlo. Ese es el mensaje que se está dando”, expresó.
El legado que dejó en las instituciones a las que perteneció marcó pauta. Su actuación con el Mallorca de España durante cinco campañas funcionó como una llave que abrió muchos candados. Antes era una utopía que un venezolano militara en una liga importante del viejo continente, hoy es una realidad.
“Uno se siente orgulloso y contento de cómo la gente te recuerda. Que clubes de afuera te abran las puertas y te reconozcan de esa manera. Eso quiere decir que uno ha hecho un gran trabajo dentro y fuera de la cancha”, argumentó.
Es catalogado como el jugador más importante de la historia Vinotinto. Llenó de esperanzas a millones de aficionados con sus tiros libres, usando la banda de capitán en su brazo y el dorsal 18 en su espalda, que hace honor a su fallecido hermano, como sus armaduras.
“Con la llegada de José Omar Pastoriza (1999) empezó a cambiar el fútbol venezolano. En años anteriores hubo jugadores individualmente buenos, pero no existía un equipo en conjunto y él le dio unión. Esa fue la base”, indicó Arango, quien también reconoció el trabajo realizado por los seleccionadores Richard Páez y César Farías.
La Copa América de 2011 fue uno de los momentos más significativos con la selección. Se quedó en la semifinal ante Paraguay en una dolorosa tanda de penaltis, aunque trascendió a una instancia a la que nunca se había llegado.
El ciclo mundialista para Brasil 2014 también fue positivo para él, a pesar de no alcanzar la clasificación a la cita.
“Por algunos errores y resultados puntuales estuvimos cerca de llegar al Mundial pasado”, agregó.
Arango tiene una decisión tomada. Pareciera que las probabilidades de que regrese al combinado criollo son directamente proporcionales a que se consiga el boleto a Rusia 2018.
Para él, el triunfo es la fórmula de La Vinotinto para salir del bajón y recuperar la competitividad: “Si no ganas, no sumas”.
Fuente El Nacional
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Originally posted 2016-12-09 14:52:52.
