Se convirtió en uno de los rostros jóvenes de la televisión nacional y hace cinco años decidió hacer lo propio en Colombia, donde formó parte de la exitosa serie Niche, que actualmente se transmite en Venezuela. Su experiencia en otro territorio es la de quien cree que el trabajo duro asegura el éxito
La llamada de larga distancia se interrumpe cada cierto tiempo. En total, se necesitaron tres para completar la entrevista: «¡Ay, disculpa! La comunicación se cae a cada rato. Es que yo hablo mucho», se excusa. Y aunque su verborrea no tiene nada que ver con la falla telefónica, intenta resumir sus respuestas, sin éxito. Abril Schreiber transmite vitalidad a toda prueba, y la mejor muestra es su capacidad para perseverar y cosechar triunfos en el país que eligió para comenzar desde cero. Ahora, el frío bogotano la acompaña en la búsqueda de crecimiento profesional.
A prueba de obstáculos
Quien la ve actuando en televisión, en el cine o sobre las tablas podría imaginar que la extroversión que se requiere para encarar vidas ficticias proviene de sus padres, la actriz Omaira Abinade y el músico Jacky Schreiber. Sin embargo, mezclas tan poderosas parecen surtir el efecto contrario: «Siempre fui tímida. Tanto, que pasaba por antipática. Era una niña bien portada, nunca fui arriesgada ni la que participaba en cuanto acto cultural se hiciera en el colegio. Nada de eso. Creo que la experiencia de mis papás con el medio artístico más bien me cohibió. Pero la actuación fue mi cura para la timidez». La directora venezolana Malena Roncayolo la vio en un estudio de grabación mientras acompañaba a su mamá, y le pareció que podía encarnar a uno de los personajes de su película Acosada en lunes de Carnaval, protagonizada por Mimí Lazo y proyectada en el año 2005. Luego le siguió el teatro y la televisión, donde formó parte de producciones dramáticas, como Toda una dama, Amor a palos, Negra consentida, Mujer con pantalones o Tomasa te quiero, entre otras telenovelas.
Hace cinco años decidió experimentar un cambio de vida en otro país, como resultado de su anhelo por un mayor crecimiento personal y del descenso en la producción televisiva local. Le tocó comenzar desde el principio y sin estrategias: «Cuando llegué a Bogotá no tenía planes para trabajar ni proyecto de vida. Me vine a ver qué se necesitaba para emplearse en Colombia, hice castings y llegué a quedar en alguno, pero no tenía los documentos necesarios, así que regresé a Venezuela para completar los trámites. Mientras me instalaba definitivamente pasó casi un año para que pudiera participar en proyectos concretos. Llegar de Venezuela a empezar de cero fue difícil, pero Bogotá resultó una aventura maravillosa. Me inicié con un par de capítulos en una serie llamada La promesa. Luego participé en Mujer al límite, en comerciales, en una serie para Fox y todo fue fluyendo».
Schreiber comenzó a darse a conocer en territorio desconocido y poco a poco surgieron las oportunidades que le permitieron exponer su potencial artístico en producciones como La ronca de oro (sobre la vida de la cantante colombiana Helenita Vargas), Dulce amor (donde fue compañera de la también venezolana Marielena González) y la serie Niche, basada en algunos momentos de la vida de los integrantes de la agrupación salsera. Allí interpretaría a Marisol, un papel protagónico exigente que nunca pensó que le darían, pero que se ganó a pulso, como ella misma cuenta: «Mientras hacía Dulce amor, mi manager me habló de Marisol. Pero en principio querían a una actriz colombiana, que bailara salsa, que tocara las congas, así que no le hice mucho caso porque no creí que siquiera me dieran la oportunidad de acudir al casting. Al final envié un video en el que bailaba salsa y me llamaron para un primer casting. En total hice seis pruebas y me fui a descansar unos días. Mientras estaba en el medio del mar me enviaron un mensaje: «Eres nuestra Marisol». La participación le valió el año pasado la primera nominación a los premios TV y Novelas, que se eligen por votación popular, en la categoría Protagonista Femenina Favorita de Telenovela. Y este año repitió nominación por su personaje en Dulce amor. «Ser nominada por el público es el mayor de los premios. Hace unos días me fui a jugar bowling con los ganadores de un concurso y ellos me comentaban cómo llegaban a sus casas a conectarse para votar. Eso es muy bonito».
Además de la faceta actoral, Schreiber cultiva su pasión por la producción cinematográfica con la empresa Golden Ceiba, en la que está asociada junto a la también actriz venezolana Zahir Montes: «Generamos contenido audiovisual. Queremos hacer cine de calidad y vivir de eso. Nos interesaría mostrar Venezuela y trabajar con nuestra gente. Aún no sabemos cuándo podremos hacerlo, pero está en planes». Sobre su experiencia de vida en Colombia se expresa en términos de quien ha sabido usar los obstáculos para impulsarse hacia un mejor lugar: «Es lógico que las oportunidades sean primero para los actores colombianos, pero eventualmente hay cabida para todos los que llegan a perseverar y trabajar con respeto. Claro que es difícil, pero si eres emprendedor y haces las cosas bien, va a llegar tu oportunidad. He crecido mucho como actriz, he llevado golpes, pero me levanto. Salir del área de confort es algo que todo el mundo debería hacer».
Fuente Isabel Delgado / El Nacional Web
Originally posted 2016-05-09 19:39:55.