5 razones para compartir piso con un venezolano

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¿Alguna vez te ha tocado compartir piso con un venezolano? Le hemos preguntado a varias personas cuál ha sido su experiencia y ésta es la conclusión.

Vivir en un piso compartido es todo un reto: cumplir normas de convivencia, compartir los espacios comunes (cocina, salón e incluso baño), guardar la comida en un espacio pequeño de la nevera o de la despensa y pare de contar…

Hay quienes han tenido muy malas experiencias con compañeros de piso fiesteros, desordenados e incluso mal educados; pero como todo es cuestión de suerte, también hay quienes llevan años compartiendo piso con las mismas personas y se sienten afortunados y contentos.

Compartir piso es una muy buena alternativa para economizar y adaptarte a España los primeros meses o hasta que encuentres un trabajo estable que te permita pagar un piso completo.

Sin duda la mayor ventaja es el precio, pues por solo 250 o 300 euros puedes alquilar una habitación espaciosa y cómoda en un piso céntrico; mientras que el punto negativo está en el hecho de que en el 95% de los casos no puedes elegir a tus compañeros.

Le he preguntado a varias personas cuáles han sido sus experiencias compartiendo piso con venezolanos y, según sus respuestas, me he animado a escribir este post con 5 razones para compartir piso con un venezolano

Aclaro: cada experiencia es diferente y esto no quiere decir que todos sean “un pan de Dios”, pero he hecho una pequeña “encuesta” a diferentes personas que, por cosas del destino, les ha tocado compartir piso con un venezolano y estas han sido las respuestas más comunes:

5 razones para compartir piso con un venezolano

1. Cocinan bien

Si hay algo de lo que los venezolanos nos sentimos muy orgullosos es de nuestra gastronomía, además, somos expertos en resolver con tres, dos y hasta un solo ingrediente.

Al venezolano le gusta la comida bien sazonada, con sabor y con gusto. Incluso quienes no son buenos cocineros (como yo) recurren al comodín de “llamar a un amigo” y piden la receta.

Recuerda: Las arepas, las empanadas, la carne esmechada o un buen lomo negro nunca faltarán en el menú.

2. Son ordenados

Por muy pequeña que sea, una casa venezolana siempre está limpia y ordenada para recibir visita. A la mujer venezolana le gusta mantener su hogar “de punta en blanco” y decorarla con fotografías y adornos.

Si tienes la dicha de compartir con un venezolano ten por seguro que te sentirás más en Venezuela que nunca, ¡porque el rincón tricolor no puede faltar!

Algunos no tienen la misma suerte…

3. ¿Necesitas un favor?

Hoy por ti mañana por mí y el venezolano lo tiene bien claro. Por eso si necesitas un favor no dudes en pedirlo, porque tu compañero de piso venezolano estará ahí para ayudarte. Siempre y cuando esté entre sus posibilidades, claro está.

Más de una vez mi antigua compañera de piso me pidió prestados 5 euros porque no tenía para el metro o  agarró comida de mi despensa porque le daba pereza ir al super. Eso sí, ¡favor con favor se paga!

4. Siempre tienen algo de qué hablar

El  venezolano es conversador, dicharachero, parlanchín… como quieras llamarlo. Si tienes un compañero de piso venezolano ten por seguro que no te aburrirás en ningún momento, pues siempre podrás hablar sobre cualquier tema.

Eso sí, a algunos a veces se les va la mano (¿o la lengua?) y terminan contándote su vida con lujo y detalles. ¡Qué perezaaaa!

5. Son respetuosos

Bueno… aunque sí es verdad que a veces se pasan de confianzudos, si las normas quedan claras desde un principio, un compañero de piso venezolano es muy respetuoso. Además, nunca faltarán los buenos días ni las gracias… algo que por estos lados escasea un poco y aunque no lo crean, se echa de menos.

Fuente Rootsalad

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